domingo, 17 de marzo de 2013

La luz encerrada

Leía hace unos días un análisis sobre la situación del catolicismo en las universidades americanas, y me parece que, con algunos matices, el diagnóstico que planteaba el autor puede muy bien aplicarse a la situación española. Comentaba el autor la frase de Jesús en el Evangelio: "Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte.Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos  los que están en la casa". El texto es de San Mateo, pero en muy similares términos lo recoge también San Marcos y San Lucas. Los cristianos no tenemos una virtud especial que nos haga brillar más que los demás, sino que tenemos una misión del mismo Jesús para transmitir Su luz, y no tenemos derecho a ocultarla. Un discípulo de Jesucristo anónimo es tan absurdo como una bombilla desconectada: no sirve ni para decorar. El nuevo Papa Francisco se lo dijo con toda claridad a los cardenales el día después de su elección: “Podemos caminar cuanto queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, algo no funciona. Acabaremos siendo una ONG asistencial, pero no la Iglesia, Esposa del Señor".
¿Dónde está la luz de Jesucristo en la Universidad? ¿Dónde la inteligencia "católica"?, ¿qué aportamos al debate cultural contemporáneo? ¿Tenemos que limitarnos a defendernos de los ataques y ser irrelevantes el resto del tiempo? ¿Dónde estamos los profesores que nos reunimos con Benedicto XVI en el Escorial? ¿De qué hablamos? ¿De qué publicamos? ¿Cómo nos conocen nuestros alumnos?
Lógicamente no estoy diciendo que nos convirtamos en una especie de predicadores a tiempo completo, con identificador en la solapa, sino simple y llanamente que seamos coherente, que hablemos de lo que llevamos dentro, que valoremos lo que nuestra fe aporta al mundo. No tiene sentido que la Iglesia, que ha construido la civilización occidental (sus universidades, su derecho, su arte, su respeto a la dignidad humana, su ciencia, su economía...) sea ahora un testigo mudo de los cambios sociales, un farol apagado, una luz que no ilumina a nadie.
Llevo unos meses trabajando en una editorial digital (www.digitalreasons.es) que pretende aportar algo relevante a ese debate cultural, a mostrar las razones de nuestra esperanza, con toda humildad pero también con toda firmeza. Te animo a colaborar con esa iniciativa. Contactame si puedes colaborar de alguna forma con ella.

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