domingo, 2 de diciembre de 2012

El bautismo de los niños (I)

Tengo una buena amiga que acaba de tener su tercer hijo. Tanto ella como su marido son buenos cristianos, entusiastas de su fe. Sabiendo eso, me sorprendió sobremanera que decidieran no bautizar a su primera hija, ni a los siguientes, indicando que no querían imponer su fe a sus hijos, pero que serían muy felices si ellos la acogían libremente y se bautizaban cuando pudieran elegirlo de modo consciente.
Como no son católicos, cuando hablamos de este tema no he podido emplear la amplia lista de argumentos que la Iglesia da para aconsejar a los padres que bauticen a sus hijos pequeños. Así las cosas, centremonos por el momento en los que tienen raíz en la Sagrada Escritura, que sirvan para cualquier cristiano:
1. Pocos o ningún cristiano dudará que el Bautismo es necesario para la salvación, lo dice en muchas ocasiones Jesucristo, así como los demás escritos neotestamentarios. El mismo Jesucristo, que lógicamente no necesita del Bautismo ni de ningún otro sacramento, se hace bautizar por San Juan en el Jordán. Sus últimas palabras en esta tierra, según nos relata San Mateo, fueron precisamente para animar a los discípulos a que bautizaran en su nombre: "Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (San Mateo, 28: 18-20).
2. Los primeros cristianos tenían claro que la conversión al cristianismo llevaba consigo el Bautismo. Tras el primer discurso de S. Pedro en Jerusalén, poco después de Pentecostés, los que le escuchaban le preguntaron qué tenían que hacer para salvarse, les contestó: "Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión  de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38). Tras la labor apostólica de S. Felipe entre los samaritanos, nos cuenta también el libro de los Hechos: "Pero cuando creyeron a Felipe que anunciaba la Buena Nueva del Reino de Dios y el nombre de Jesucristo, empezaron a bautizarse hombres y mujeres" (Hechos 8:12). Lo mismo cabee decir con la conversión del centurión Cornelio (Hechos 10), o con la del carcelero que custodiaba a San Pablo (Hechos 16).
3. Como dicen mis amigos, ciertamente en ningún sitio se indica explícitamente que los cristianos bautizaran a los niños pequeños. Tampoco se indica en ningún sitio que no se haga, por lo que cabría considerarse algo optativo. Ahora bien, si leemos el Nuevo Testamento con más atención vemos cómo la conversión de los primeros que abrazan la fe se hace, con cierta frecuencia, por familias enteras, en donde parece lógico asumir que se incluían los niños. Los dos casos que he citado antes son especialmente claros. Narrando la conversión del carcelero, nos dice el libro de los Hechos que pregunta al Apóstol: "«Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?» Le respondieron: «Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu casa.»Y le anunciaron la Palabra del Señor a él y a todos los de su casa. En aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó las heridas; inmediatamente recibió el bautismo él y todos los suyos" (Hechos 16: 29-33). Todos los suyos, a mi modo de ver, incluye implícitamente a sus hijos de todas las edades. Lo mismo cabe decir de la familia de Cornelio, que fue bautizada por San Pedro, en un episodio muy significativo del Nuevo Testamente, pues el primer gentil que recibe la gracia del Espíritu Santo.
4. Ciertamente Jesucristo se bautizó en el Jordán al inicio de su vida pública, cuando tendría unos 30 años, pero fue circundidado al octavo día de su nacimiento, como nos narra San Lucas (cap. 2), poco después de citar la de su primo San Juan Bautista. Esa ceremonia litúrgica tiene similitudes con el bautismo cristiano, puesto que incorpora al niño al pueblo elegido, como nos incoporaba el bautismo a la Iglesia, por lo que puede asumirse que los cristianos bautizarían a sus hijos en temprana edad. Tenemos testimonios de ello, que comentaré en otra entrada.


Los argumentos que he indicado sirven para cualquier cristiano, católico o no, puesto que todos respetamos con igual cariño la Sagrada Escritura, y me parece que dan sobrados criterios para no retrasar innecesariamente el Bautismo de los niños. En este año de la Fe, sería una pena no facilitar que nuestros hijos la reciban de modo explícito con el Bautismo. Es una semilla; a nada obliga, puesto que luego ellos tendrán que confirmarla con su propia libertad. Los padres toman decisiones sobre el futuro de sus hijos que les transmiten sus valores (con el colegio que eligen, con la alimentación que les dan, con las amistades que frecuentan...) y nada de eso se considera ofensivo de su libertad. No veo por qué ha de serlo transmitirles su fe a través del sacramento que la inicia.
 
   

15 comentarios:

  1. Estimado Emilio.
    Quería comentar la razón por la que no bautizo a mis hijitos y he pensado que, ya que has dado paso tú al debate en el blog, es una buena herramienta para la respuesta.
    La verdad es que me ha sorprendido este texto en el blog, pero es una oportunidad para compartir, conocernos y crecer. Recuerdo que cuando hablamos del bautismo de los niños me comentaste “¿no bautizas a tus hijos?, ¿no vas a dejar a tus hijos ser amigos de Jesús?” y la respuesta es que ya lo son, dada la importancia que Jesús dio a los niños y el amor que les tiene. No por no bautizarles dejarán de ser amigos de Jesús y como comentas en este blog, me esforzaré junto con mi marido, en transmitirles nuestra fe y nuestros valores con miras a que conozcan a Jesús, quien ha transformado nuestras vidas y las llena de entusiasmo día a día.
    Las razones que detallas en el blog para bautizar a los niños, algunas de las cuales me han hecho que pensar, no vienen escritas de forma explícita en la Sagrada Escritura (Biblia). Más bien, dependiendo de la interpretación, se puede extraer alguna suposición que nos pudiera llevar a ello. Debido a esto, creo que no es correcto presionar o aconsejar a alguien a bautizar a sus hijos si las razones se basan en suposiciones. Por el contrario, creo que hay que valorar a aquellos que se comprometen a transmitir su fe a sus hijos, pero deciden seguir explícitamente el ejemplo Bíblico que nuestro maestro siguió. A continuación expreso algunas respuestas, basadas en la Biblia, a los puntos que tratas. Como ya sabes, entre el cuidado de los tres churumbeles y el tiempo que he pasado en el hospital con el más pequeño, no tenido mucho tiempo … Por eso, he de reconocer la tremenda ayuda que me ha ofrecido un buen hermano en la fe, para desarrollar los diferentes puntos propuestos. Espero que sirva para deshacer algunos nudos. También para aclarar las razones que llevan a padres que aman a Dios, a dejar que sus hijos tomen la decisión de bautizarse como muestra pública de su fe en Jesús. Además, cuando ese día llegue (yo oro por ello cada día), ¡¡¡espero que vengas Emilio!!! Serás muy bien venido. Gracias por tu amor y preocupación … pero descansa, que lo único que estamos haciendo es vivir de acuerdo a lo que Dios nos muestra en su Palabra.
    Con todo el cariño. Tu buena amiga.

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  2. 1.- EL BAUTISMO COMO CONDICIÓN NECESARIA PARA LA SALVACIÓN.
    2.1. “Pocos o ningún cristiano dudará que el Bautismo es necesario para la salvación, lo dice en muchas ocasiones Jesucristo, así como los demás escritos neotestamentarios”.
    El bautismo no es necesario para la salvación. Hecha la salvedad de que la verdad de una doctrina bíblica no depende del número de personas que se adhieran a ella sino de su conformidad con las Sagradas Escrituras, es preciso admitir el hecho de que son muchos los cristianos que creen que el bautismo no tiene poder para salvar a nadie. Muchísimos cristianos en todo el mundo afirman que solamente la fe en Jesucristo puede salvar. La Biblia enseña claramente que somos salvos sólo por medio de la fe, por la gracia de Dios y no por cumplir con ritos religiosos, sacramentos, o con las obras de la Ley. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2: 8-9).Verdaderamente no son pocos los cristianos que creen esto: luteranos, presbiterianos, calvinistas, pentecostales, anglicanos, católicos…
    En principio, todos los cristianos protestantes, bauticen o no bauticen niños, se adhieren a esta doctrina de la “sola fide, sola gracia y sola Scriptura”. Puede ser que una iglesia que construya su fe añadiendo a las Sagradas Escrituras otro tipo de consideraciones, tradiciones y doctrinas pueda ofrecer una “amplia lista de argumentos (…) para aconsejar a los padres que bauticen a sus hijos pequeños”, pero los cristianos que fundamentan su fe y su conducta en el principio de la “sola Sciptura” tienen razones suficientes para entender que el bautismo no tiene poder para salvar a los niños ni para salvar a los adultos.
    Cualquier cosa que se añada a la fe en Jesucristo como requerimiento para la salvación es una negación de la sola fide, también niega la sola gracia y también considera que no es suficiente lo que las Sagradas Escrituras enseñan en cuanto a la salvación. La salvación por los propios méritos, por las obras o por el cumplimiento de la Ley desecha la gracia de Dios y hace innecesario el sacrificio de Cristo. Gálatas 2:21 dice “No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo”. Un texto muy significativo es Lucas 23:39-43 en él se muestra cómo uno de los malhechores que estaban colgados junto a Jesús le injuriaba diciendo: “¿No eres Tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros! Respondiendo el otro malhechor, le reprendió diciendo: -¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma Condenación? Nosotros, a la verdad, padecemos con razón, porque estamos recibiendo lo que merecieron nuestros hechos; pero éste no hizo ningún mal. Y le dijo:-Jesús, acuérdate de Mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: -De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Lamentablemente este malhechor no pudo recibir el bautismo. Si fuera cierto que el bautismo es necesario para la salvación, este hombre no se habría salvado, sin embargo Jesús le dijo: “de cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso”.

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  3. %1.La palabra necesario viene del latín necessarĭusy el Diccionario de la Real Academia lo define el adjetivo necesario como algo “que es menester indispensablemente, o hace falta para un fin”.

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  4. 1.2. El Bautismo es necesario para la salvación, lo dice en muchas ocasiones Jesucristo, así como los demás escritos neotestamentarios.
    Jesucristo no dijo ni una sola vez en el Nuevo Testamento que el bautismo fuese una condición necesaria para la salvación. Lo que si dijo fue: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”(Juan 5:24) .
    El bautismo no sirve para nuestra salvación. Si el apóstol Pablo hubiera creído que el bautismo es necesario para la salvación, no hubiera dicho “Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio” (1ª.Co. 1:17). Si tan crucial hubiera sido el bautismo para nuestra salvación el apóstol se hubiera esmerado rápidamente en bautizar a todos los que aceptaban el mensaje de Jesucristo y que creyeron como fruto a su predicación, y no fue así: Cristo no le envió a bautizar.
    1.3. El mismo Jesucristo, que lógicamente no necesita del Bautismo ni de ningún otro sacramento, se hace bautizar por San Juan en el Jordán.
    Que Jesús se bautizase con el bautismo de Juan el Bautista no enseña que el bautismo sea un requisito necesario para la salvación. En primer lugar, desde luego el bautismo de Jesús no le salvó de nada. De hecho Cristo, a diferencia del resto de los seres humanos, incluida la virgen María , ni necesitaba ser salvo ni necesitaba de un Salvador que le salvase de nada. De cualquier forma, y en segundo lugar, Cristo no fue bautizado en el Jordán cuando era un bebé. Parece complicado justificar la práctica del bautismo de niños en este pasaje. Más bien parece que lo adecuado, si se quisiese seguir a pies juntillas el ejemplo de Jesús, es realizar el bautismo, no de niños, sino de adultos. Además, en Mateo 3:6 está escrito “eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados”. Es difícil creer que los bebés que se bautizan en algunas iglesias estén en disposición de arrepentirse y confesar sus pecados.

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  5. % En el Evangelio de Juan se afirma: “El que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios” (Juan 3:5-6). Observamos que en dicho capitulo, no vemos en ninguna parte que nos hable de bautismo. ¿Qué significa en las Sagradas Escrituras nacer del agua? En Efesios 5:25,26 se dice que “Cristo amó a la iglesia… limpiándola en el lavamiento del agua por la Palabra”. Asimismo en Juan 4:14, nos habla de la mujer samaritana diciendo que el agua es la Palabra que da vida eterna, “Más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás…será en el una fuente de agua que salte para vida eterna”. En lo dicho vemos que el agua referida en este texto “es la Palabra de Dios”. El agua del bautismo es un símbolo del lavamiento espiritual que se produce al aceptar la Palabra de Dios.

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  6. % Lucas 1:46,47 “Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador”. María fue salvada por Dios, Cristo no.

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  7. 1.4. Sus últimas palabras en esta tierra, según nos relata San Mateo, fueron precisamente para animar a los discípulos a que bautizaran en su nombre: "Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (San Mateo, 28: 18-20).
    En ningún lugar de Mateo, 28: 18-20 se dice que el bautismo fuese necesario para salvación. El hecho de que Jesús animase a bautizar y a enseñar según iban haciendo discípulos no afirma ni justifica que el bautismo tenga un poder de salvación. Este versículo no dice que los discípulos salvasen a nadie. Es importante notar que los gerundios “bautizando” y “enseñando” acompañan a la acción de hacer discípulos. Un comentarista protestante, William Hendriksen, escribe: “Los conceptos “bautizar” y “enseñar” son simplemente dos actividades, coordinadas la una con la otra, pero ambas subordinadas a “hacer discípulos”. En otras palabras, por medio de ser bautizada e instruida una persona llega a ser un discípulo, en el entendido, por supuesto, de que este individuo está preparado para el bautismo y dispuesto a apropiarse de la enseñanza. El contexto deja claro que Jesús aquí está hablando de aquellos que son lo suficientemente maduros para ser considerados objetos de la predicación. Aquí él no está hablando de niños pequeños” William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio según San Mateo, ed. Desafío, Michigan, 2007,1050. El verbo hacer discípulos (μαθητεύσατε) deriva del nombre discípulo. Discípulo es el que sigue los pasos de un maestro. Parece imposible que un bebé recién nacido pueda ser un discípulo de Jesús. Un comentarista católico escribe: “Discípulo es quien, llamado a seguir a Jesús, y habiendo encontrado el reinado/imperio de Dios en su predicación y acciones, responde positivamente con un reconocimiento continuo, consciente y sentido de su autoridad como Señor” (Carter Warren “Mateo y los márgenes, una lectura sociopolítica y religiosa” ed. Verbo Divino, Pamplona, 2007, pg. 776). Resumiendo, primero debemos conocer la enseñanza cristiana y convertirnos voluntariamente a Cristo y seguidamente podemos pedir y ser bautizados, no al revés. Difícilmente los bebés pueden ser seguidores conscientes de nadie. Por este motivo, siendo fieles a lo mencionado y no sólo a nuestra propia conciencia, sino también a las enseñanzas del Nuevo Testamento: “decidimos no bautizar a nuestra primera hija, ni a los siguientes, ya que no queremos, (realmente no podemos) imponer nuestra fe a nuestros hijos, y seremos muy felices si ellos lo acogen libremente y se bautizan cuando puedan elegirlo de modo consciente”. El Nuevo Testamento nos enseña a bautizar a los creyentes, pero no a los bebés de los creyentes. En resumen, ni el bautismo ni la enseñanza salvan, sólo la fe en Jesucristo lo hace. Quien ha conocido y ha creído la doctrina de los apóstoles, quien se reconoce a sí mismo como un pobre e indigno pecador, quien sabiéndose incapaz de salvarse a sí mismo, recurre por la fe a Cristo, y sólo a Él, recibe, por medio de la sangre del sacrificio de Cristo, el perdón de los pecados, la justicia de Dios y la paz con Él (Romanos5:1-11).

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  8. 2.- LA PRÁCTICA NEOTESTAMENTARIA DEL BAUTISMO
    2.1. Los primeros cristianos tenían claro que la conversión al cristianismo llevaba consigo el Bautismo.
    Si los primeros cristianos tenían claro que la conversión al cristianismo llevaba consigo el Bautismo ¿por qué algunas iglesias hoy día bautizan a personas que no son convertidas? Los niños que son bautizados por algunas iglesias, debido a su edad, no tienen ni entendimiento para convertirse ni capacidad para decidir libremente algo tan importante y tan unido a la conversión como es el bautismo. ¿No sería más conveniente y más conforme con las Sagradas Escrituras que este mandamiento del Señor se administrase, como hacían los primeros cristianos, solamente a aquellos que libremente creen en el Señor Jesucristo y que se bautizase solamente a personas que, una vez convertidas, han elegido seguir y obedecer a Cristo de modo consciente y voluntario? ¿Realmente es posible encontrar algún entronque con el cristianismo del Nuevo Testamento en la práctica de bautizar a un infante -o a un adulto- que ni tenga fe en Jesucristo ni conciencia del significado de lo que hace?
    Si seguimos las enseñanzas del Nuevo Testamentos vemos que la fe en Jesucristo es necesaria para el bautismo. “Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados (Hechos 2:41). “Y Crispo…creyó al Señor con toda su casa…y muchos de los corintios creían y eran bautizados” (Hechos 18:8). “Más cuando creyeron…se bautizaron hombres y mujeres” (Hechos 8:12). “Si crees de todo corazón, bien puedes” –ser bautizado- (Hechos 8:37).
    2.2. Tras el primer discurso de S. Pedro en Jerusalén, poco después de Pentecostés, los que le escuchaban le preguntaron qué tenían que hacer para salvarse, les contestó: "Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38).
    Este texto hace muy difícil justificar la práctica del bautismo de infantes. ¿Podrían los bebés escuchar a San Pedro predicar? ¿Le haría algún bebé alguna pregunta? ¿Podría un bebé convertirse? Todo el pasaje de Hechos 2: 14-42 hace referencia a personas que después de haber oído el mensaje de salvación y, en respuesta a la palabra del evangelio, fueron bautizados. El texto dice: "así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas" (Hechos 2:41). ¿Recibieron los bebés recién nacidos, si es que había alguno, la Palabra? En concreto el versículo 38 establece claramente que la conversión de los que oyeron precedió al bautismo. Lo que la Biblia enseña es que las personas que piden el bautismo deben previamente aceptar al mensaje de la Palabra de Dios y confesar a Cristo como Señor y Salvador. Según este texto, la responsabilidad de pedir el bautismo recae en la persona que ha creído, no en sus padres, sus amigos o familiares, pues dice claramente“ que cada uno de vosotros se haga bautizar”. En conclusión parece difícil, de acuerdo al versículo que, de las 3000 personas que fueron bautizadas aquel día, alguno fuese un bebé.

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  9. % Un comentarista católico refiriéndose a los que escuchaban el discurso de Pedro señala: “Los que oyeron estas palabras, quedaron profundamente afectados. Una culpa aparecía ante su alma” JOSEF KÜRZINGER, Los hechos de los Apóstoles, Tomo I, Editorial Herder, Barcelona, 1974, 74.

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  10. 2.3. Tras la labor apostólica de S. Felipe entre los samaritanos, nos cuenta también el libro de los Hechos: "Pero cuando creyeron a Felipe que anunciaba la Buena Nueva del Reino de Dios y el nombre de Jesucristo, empezaron a bautizarse hombres y mujeres" (Hechos 8:12).
    Otra vez aparece la misma idea: difícilmente los niños se bautizarían si no habían creído previamente. Cuando en Samaria oyeron y creyeron “las buenas nuevas del reino de Dios y del nombre de Jesucristo, procedieron a bautizarse”. Es muy interesante, la cita bíblica especifica que los bautizados fueron “varones y mujeres”, no niños. (Hechos 8:12.)
    2.4. Lo mismo cabe decir con la conversión del centurión Cornelio (Hechos 10), o con la del carcelero que custodiaba a San Pablo (Hechos 16).
    Efectivamente, también en el caso de Cornelio, se bautizaron aquellos que habían oído la Palabra y recibido el Espíritu Santo; cosas que no podían aplicar a niños pequeños (Hechos 10:44-46).
    Lo mismo ocurre con el carcelero de Filipos. El carcelero tuvo que “creer en el Señor Jesús”, lo que implica que los demás de su familia también tuvieron que creer para ser bautizados. Pablo y Silas les expusieron primeramente la palabra de Dios, al carcelero y su familia. Después de que los evangelizaron, los bautizaron a él y su familia (Hechos 16:31-34).
    En ningún lugar del capítulo 10 o del capítulo 16 de los Hechos se dice que fuesen bautizados los bebés. “Ciertamente en ningún sitio se indica explícitamente que los cristianos bautizaran a los niños pequeños”.

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  11. 3. BAUTIZAR A ALGUIEN EN CONTRA DE SU VOLUNTAD O SIN SU CONSENTIMIENTO NO ES UNA ENSEÑANZA BÍBLICA: EL BAUTISMO CRISTIANO ES UNA RESPUESTA DE OBEDIENCIA, LIBRE, PERSONAL Y VOLUNTARIA A LA FE EN JESUCRISTO.
    3.1. Como dicen mis amigos, ciertamente en ningún sitio se indica explícitamente que los cristianos bautizaran a los niños pequeños. Tampoco se indica en ningún sitio que no se haga, por lo que cabría considerarse algo optativo.
    La verdad es que no aparece explícitamente, ni implícitamente. No se enseña en la Biblia la doctrina del bautismo de niños. Uno puede añadir a la Palabra de Dios tradiciones eclesiásticas, costumbres, ritos y formas de hacer las cosas, pero no se les debe otorgar a estas el mismo valor que a la verdad que ha sido revelada. En el Antiguo Testamento se dice: “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno.” Deuteronomio 4:2.
    3.2 Ahora bien, si leemos el Nuevo Testamento con más atención vemos cómo la conversión de los primeros que abrazan la fe se hace, con cierta frecuencia, por familias enteras, en donde parece lógico asumir que se incluían los niños. Los dos casos que he citado antes son especialmente claros. Narrando la conversión del carcelero, nos dice el libro de los Hechos que pregunta al Apóstol: "«Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?» Le respondieron: «Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu casa.»Y le anunciaron la Palabra del Señor a él y a todos los de su casa. En aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó las heridas; inmediatamente recibió el bautismo él y todos los suyos" (Hechos 16: 29-33). Todos los suyos, a mi modo de ver, incluye implícitamente a sus hijos de todas las edades.
    Sin duda alguna es importante para todos los cristianos examinar las Sagradas Escrituras, porque la enseñanza de la iglesia, tanto en el tema del bautismo como en los demás, debe intentar ajustarse a lo que la Biblia enseña, y no al revés, es decir, intentar ajustar la Biblia a enseñanzas de la iglesia (cualquiera que esta sea). Y la Biblia enseña, una y otra vez que la conversión (que antecede al bautismo) es una respuesta personal a la Palabra de Dios. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Nadie puede convertirse o arrepentirse o creer por otro. El carcelero de Filipo quería saber qué debía hacer para ser salvo. La respuesta, la de siempre: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”, de modo que hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Del mismo modo que era necesario para la salvación del carcelero de Filipo creer la Palabra de Dios, de la misma manera era necesario que también creyesen en esa misma Palabra todos los que estaban su casa. ¿Cómo iban a salvarse sin creer? De este modo, Pablo y Silas “ le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios” (Hechos 16: 32-34). Se regocijaron después de haber creído. Se bautizaron: después de entender y aceptar el mensaje de salvación. ¿Había niños? No se sabe, pero si los hubiera sólo habrían sido bautizados, igual que el carcelero y el resto de su familia, después de haber creído y aceptado el mensaje de salvación.

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  12. 3.3. Lo mismo cabe decir de la familia de Cornelio, que fue bautizada por San Pedro, en un episodio muy significativo del Nuevo Testamento, pues el primer gentil que recibe la gracia del Espíritu Santo.
    Al igual que en el caso anterior, no parece ser posible que algún bebé fuese bautizado en casa de Cornelio. Pedro lo dijo claramente en casa de Cornelio “que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre” (Hechos 10: 43). ¿Había hay algún bebé? Bueno si lo había o si no lo había Pedro dijo “todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre”. Parece evidente… “todos los que en él creyeren”. “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días” (Hechos 10: 44:48). ¿Había niños?… no lo dice. Pero sí dice que los que fueron bautizados oían el discurso de Pedro, que recibieron el Espíritu Santo y que hablaban en lenguas magnificando a Dios. Si hubiese algún niño recién nacido hablando en lenguas y glorificando a Dios después de oír el discurso de Pedro, ¿no parece lógico que Lucas, el autor del libro de los Hechos de los Apóstoles, lo hubiera registrado?

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  13. 4. NO ES EL BAUTISMO SINO LA FE EN JESUCRISTO LA QUE NOS HACE MIEMBROS DE LA IGLESIA, QUE ES SU CUERPO.
    Ciertamente Jesucristo se bautizó en el Jordán al inicio de su vida pública, cuando tendría unos 30 años, pero fue circuncidado al octavo día de su nacimiento, como nos narra San Lucas (cap. 2), poco después de citar la de su primo San Juan Bautista. Esa ceremonia litúrgica tiene similitudes con el bautismo cristiano, puesto que incorpora al niño al pueblo elegido, como nos incorporaba el bautismo a la Iglesia, por lo que puede asumirse que los cristianos bautizarían a sus hijos en temprana edad. Tenemos testimonios de ello, que comentaré en otra entrada.
    Los que bautizan a sus hijos a temprana edad porque aceptan la similitud litúrgica del bautismo con la circuncisión harían bien en bautizar sólo a los niños, la circuncisión estaba limitada a los varones; el bautismo es para hombres y mujeres (Gálatas 3:28).
    El bautismo no es el rito cristiano sustitutorio de la circuncisión. Cuando la iglesia del Nuevo Testamento debatió en el Concilio de Jerusalén si todavía debía exigírseles a los creyentes la circuncisión para convertirse en cristianos, es asombroso que ni una vez en todo este debate alguien dijera algo acerca del rito del bautismo como un sustituto o remplazo de la circuncisión. Si el bautismo simplemente tomó el lugar de la circuncisión como señal del nuevo pacto; y es, por tanto, válido tanto para niños como para adultos (como lo era la circuncisión), de seguro hubiera sido el momento para abordar el tema y demostrar así que la circuncisión ya no era necesaria. Pero no es siquiera mencionado (Hechos 15).
    De hecho ningún rito nos puede hacer cristianos, sólo la fe en Jesucristo puede hacerlo. En el Evangelio de Juan 1:12 se nos dice: “Mas a todo los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” no es por cumplir un ritual, una tradición, sino por la fe en el Señor Jesucristo por lo que llegamos a ser cristianos.
    Los cristianos no se bautizan para ser salvos, sino porque lo son. El bautismo es un acto único de obediencia a un mandato dado personalmente por el propio Señor Jesucristo, es un acto en el cual el creyente-y no sus padres- expresa públicamente su experiencia interna de haber reconocido a Cristo como su Salvador y Señor.

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  14. Gracias por los comentarios. En las clases que recibí sobre ecumenismo, me contaron que lo que une a todos los cristianos es la Fe en Jesucristo, la aceptación del Bautismo y del misterio de la Santísima Trinidad. Parece que me enteré mal de este asunto, o tal vez algunos cristianos han cambiado su enfoque y parece que ya solo tenemos dos cosas en común. Volveré a leer el libro de Lewis, Mero Cristianismo, pues también en este asunto parece que los cristianos tendemos más a separarnos que a unirnos.
    Los argumentos que incluyes son abundantes y dan para una contestación muy amplia, que tal vez no es propia de este foro. Si relees lo escrito verás que manejas dos argumentos que a mi modo de ver son contradictorios. Por un lado, que el Bautismo no es necesario para la salvación, y por otro que solo es administrable a los adultos. Lógicamente si admitimos lo primero, no hace falta plantearse lo segundo.
    Por un lado, me parece que tenemos dos visiones bastante distintas de lo que son los sacramentos, que a mi entender son gracias (regalos) que Dios nos hace, y no actos meramente rituales. Los católicos no pensamos que un rito genere la gracia. El rito es una manifestación visible de algo mucho más hondo. Si el Bautismo solo fuera un mero rito confirmatorio de la fe a la que uno de adhiere, la fe sería iniciativa nuestra y no de Dios. En definitiva, me parece que estás afirmando que la fe es una adhesión personal a Jesús, y lo protagonista no es El, sino lo que yo decido (como puede uno elegir ser miembro de un partido político o un club de futbol). Si es así, entonces el Bautismo es innecesario, ni en edad infantil, ni en edad adulta. En varios párrafos lo indicas así textualmente, para luego indicar que sólo debería conferirse a los adultos. ¿Para qué, si todo es fruto de una decisión personal?
    En tu contestación, asumes que las prácticas de muchos cristianos (católicos, ortodoxos, coptos y otros muchos), son meras interpretaciones de la Biblia, sin caer en la cuenta que también vosotros la estais interpretando, y no siempre de modo muy coherente. La diferencia es que las intepretaciones católicas y ortodoxas están muy ancladas en la tradición histórica, por lo que me resultan de mucha más confianza, al ser más cercanas al origen del mensaje (mensaje que, por otro lado, transmitió la propia Iglesia: sin Iglesia no tendríamos Sagradas Escrituras). Este principio lo aplicamos a muchas disciplinas: ¿Quién interpreta mejor a Sócrates, Platón, que fue su discípulo, o un filósofo del siglo XX? Si Jesús quería que la gente se bautizara o no, como un símbolo de la gracia de Dios que produce la conversión (y no al revés, la conversión no produce la gracia), seguramente los que le oyeron lo interpretarían mejor que nosotros, y resulta que en los Hechos de los apóstoles se habla en muchas ocasiones de que el Bautismo sigue a la predicación: los apóstoles alentaban a la conversión y al bautismo consiguiente, como manifestación externa de esa conversión. Uno puede citar los párrafos que quiera de otros lugares, pero si en múltiples pasajes de los Hechos se nos indica que el Bautismo seguía a la conversión de los oyentes, parece razonable concluir que los primeros discípulos los consideraban necesario para la salvación. El caso del buen ladrón que se indica, no es muy relevante en este sentido, pues lógicamente Jesús puede conferir la salvación por cualquier medio que considere oportuno, además de que la Iglesia católica admite el llamado bautismo de deseo (quien quisiera ser cristiano, pero no tiene medio de serlo, o actúa de buena voluntad sin conocer a Jesucristo).
    Indiqué en mi entrada que la circuncisión tenía similitudes con el Baustismo, en la medida en que suponía una consagración e incorporación al pueblo elegido, y ese testimonio escrituristico es inequívocamente a favor de hacerlo en la infancia. Como es obvio, no pretendía indicar que la circuncisión fuera necesaria para los cristianos, como indican muchos escritos paulinos y el Concilio de Jerusalén, que citas.

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  15. Lo que más pena me da de tu contestación es que indiques que bautizar a un niño es imponerle la fe. El Bautismo es un germen de la fe, que crecerá luego con la correspondencia libre de esa niño o niña a la Gracia. No creo que ningún padre o madre cristiano que bautice a sus hijos pequeños pretenda imponer nada: solo les ofrece lo mejor que tiene, como hace en otros órdenes de su cuidado. Tampoco quiero indicar que quien no lo haga muestre desinterés porque sus hijos reciban la Fe, la cuestión es si la Fe la reciben en el bautismo, donde se comunica una Gracia que viene de Dios, o la "ponen" ellos con su decisión personal de aceptar a Jesucristo. Ahí pienso que está el núcleo de nuestra disensión: para mi el Bautismo no es un rito, sino un sacramento que concede la Gracia de la Fe, que es una virtud sobrenatural, y no algo que merezcamos nosotros. Esa Fe sobrenatural se acrecienta con nuestra aceptación libre, pero necesita un soporte que no depende de ella, como se acrecentará nuestro cuerpo cuando comamos libremente, aunque seamos alimentados por nuestra madre cuando no podemos hacerlo autonomamente.
    Con todo cariño.

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