jueves, 5 de enero de 2012

¿Quiénes son los Reyes Magos?

Un amigo me ha enviado recientemente una explicación bastante razonable de quiénes son los Reyes Magos, que espero sea útil para algunos padres que tienen que explicar a sus hijos el significado último de estos amables personajes:

"Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle  como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el  colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:  
-¿Papa?  
-Sí, hija, cuéntame  
-Oye, quiero... que me digas la verdad  
-Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido    
-Es que... -titubeó Cristina  
-Dime, hija, dime.  
-Papá, ¿existen los Reyes Magos? El  padre de Cristina se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el  origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido  como el suyo que le miraba igualmente.  
-Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad? La  nueva pregunta de Cristina le obligó a volver la mirada hacia la niña y  tragando saliva le dijo:  
-¿Y tú qué crees, hija?  
-Yo no sé, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen  porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.  
-Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos  pero....
   
-¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis  engañado!  
-No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen  -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Cristina .    
-Entonces no lo entiendo. papá.  
-Siéntate, cariño, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha  llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras  señalaba con la mano el asiento a su lado.    Cristina  se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase  de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la  verdadera historia de los Reyes Magos:    -Cuando  el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran  estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en  prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan  feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:  
-¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos  los niños del mundo y ver lo felices que serían.  
-¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de  hacer.  No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como  hay en el mundo. Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando  a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:  
-Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos  magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el  mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.    Los  tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su  deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy  atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:  
-Sois muy buenos, queridos Reyes, y os agradezco vuestros regalos. Voy a  ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para  poder llevar regalos a todos los niños?  
-¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas.  Necesitaríamos  millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar  al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero. no podemos tener  tantos pajes., no existen tantos.  
-No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos  pajes para cada niño que hay en el mundo.  
-¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres  Reyes con cara de sorpresa y admiración.  
-Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer  mucho a los niños? -preguntó Dios.  
-Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.    
-Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los  niños?    
-Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más  entusiasmados los tres.  
-Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y  los conozca mejor que sus propios padres? Los tres Reyes se miraron  asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando  la voz de nuevo se volvió a oír:  
-Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes de  Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que  en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en  vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus  hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean  pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios  Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para  entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus  padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias  a los Tres Reyes Magos todos son más felices.    Cuando el padre de Cristina hubo terminado de contar esta historia, la niña se  levantó y dando un beso a sus padres dijo:  
-Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me  queréis y que no me habéis engañado. Y  corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano  mientras  decía:  
-No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que  viene ya guardaré más dinero. Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes  Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.

1 comentario:

  1. Hola, por casualidad acabo de descubrir tu blog, desde los tiempos de Salces no sabía nada de ti, salvo alguna vez que te he visto en la tele, me alegra ver que sigues fiel al Señor, voy a "cotillear" un poco más tu blog.
    En fin, muy bonita y buena historia, seguro que pasó algo parecido, y me la guardo que ya me va faltando poco para que me llegue el momento de dar explicaciones.
    Un saludo y gracias.

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