sábado, 21 de abril de 2012

En defensa de la educación

Me quedo en esta entrada con un lema que se viene repitiendo estos días, al hilo de las protestas que se producen contra los recortes  del nuevo ejecutivo. Sin embargo, no le pongo calificativo, pues la educación debe defenderse en cualquier caso, ya sea pública, ya concertada o privada. Si de verdad queremos una educación mejor, debe darnos igual quien la dirija, aunque -a mi modo de ver- la educación nunca es privada, pues la imparta quien la imparta siempre es un servicio al público, a quien recibe nuestras clases. Toda educación debe defenderse, pero puestos a poner un adjetivo, prefiero ponerle el "de calidad". Mi lema sería "en defensa de la educación de calidad", venga de donde venga. Sinceramente me parece deplorable que centremos el recorte de nuestro maltrecho presupuesto en educación, incluso más que en sanidad, no porque piense que es más importante estar instruido que estar sano, sino porque va a contribuir con más eficacia a sacarnos del hoyo económico en el que estamos metidos. La actual crisis, a mi modo de ver, tiene un carácter coyuntural (el déficit) que no es la raíz del problema, sino sólo su manifestación. El problema clave es mucho más estructural y tiene que ver con la falta de innovación, el acomodamiento, la parsimonia, la noñez, la flojera, o incluso la ignorancia manifiesta con la que muchos de nuestros estudiantes acaban su ciclo educativo. No es razonable que estemos (aún, no sé por mucho tiempo) entre las primeras diez economías del mundo y tengamos el nivel de indicadores educativos que nos asigna, un año tras otro, el informe PISA. No es razonable que no tengamos ninguna universidad entre las 150 mejores del mundo. No es sensato que nuestros héroes sean deportistas o, lo que es peor, personajes de la farándula que no aportan nada al bienestar social, mientras nuestros cerebros más brillantes se consumen abandonados de las autoridades que les desprecian o decidan marcharse a países que les valoren como merecen. Estamos en apuros económicos, no cabe duda, pero la solución que se escoge no requiere de ningún talento; recortar lo puede hacer todo el mundo; plantear soluciones originales, ilusionantes, que nos lleven a salir de la cutrez educativa en la que nos han metido entre unos y otros, es tarea que no parece del alcance de quienes tienen la batuta de mando. Tal vez porque su educación tampoco fue la que merecían. Desde luego no es la que merece este país, que sólo puede salir adelante si formamos en contenidos, en valores y en hábitos de trabajo. Si enseñamos a nuestros alumnos a pensar por sí mismos, a plantear sus propias soluciones y a tener el coraje de llevarlas adelante, sin consignas externas, por si mismos. Este país se merece una educación de calidad, me da igual de donde venga.

1 comentario:

  1. Lo interesante en mi opinión es que lo público pueda "competir" y "complementarse" con lo privado. Buscar una relación simbiótica entre recursos humanos de la ciudadanía general con igualdad de oportunidades para todos y las empresas y la innovación. Así evitaríamos fugas de cerebros y tendríamos mejor aprovechadas nuestras capacidades humanas en el tejido productivo del país. (habría que reformar más de lo que se cree y no siempre con recortes).

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