Encuentro con profesores universitarios en el Escorial |
Yo estaba ayer en el Escorial, ilusionado por ver de cerca al Papa y compartir con otros compañeros docentes e investigadores de la Universidad un encuentro que se prometía de gran interés. Y así fue. El ambiente previo era excelente: saludos cordiales entre personas que no conocía de nada, pero que compartíamos lo esencial: una visión del ser humano, imagen de Dios; una familia espiritual, la Iglesia; un padre común, el Papa.
Benedicto XVI se siente especialmente a gusto con los universitarios: él lo ha sido, lo es, pues el espíritu universitario es permanente. Se le veía feliz, aunque cansado. Tuve la dicha de poder darle la mano, verle muy cerca. Le encanta estar con nosotros, pero se transparenta su timidez. Sabe quien es ahora, sabe que tantos necesitamos estar con él, y está ahí, entre multitudes, aunque estoy convencido que a él le gustan los grupos pequeños.
Nos habló como profesor universitario, nos recordó que el trabajo universitario es exigente, que debemos buscar sin descanso la verdad, la íntegra, que abarca todos los aspectos, sin reducirla a la fría recopilación de datos. "La Universidad encarna, pues, un ideal que no debe desvirtuarse ni por ideologías cerradas al diálogo racional, ni por servilismos a una lógica utilitarista de simple mercado, que ve al hombre como mero consumidor", nos dijo. Nos pidió que queramos a nuestros alumnos, que seamos verdaderos maestros con una vida íntegra. "Por tanto, os animo encarecidamente a no perder nunca dicha sensibilidad e ilusión por la verdad; a no olvidar que la enseñanza no es una escueta comunicación de contenidos, sino una formación de jóvenes a quienes habéis de comprender y querer, en quienes debéis suscitar esa sed de verdad que poseen en lo profundo y ese afán de superación. Sed para ellos estímulo y fortaleza". Nos recordó que la ciencia tiene límites éticos, que nosotros también somos limitados y que la humildad es una virtud muy universitaria, porque nos despoja de la vanidad que busca la propia gloria en lugar del servicio a la verdad de quien dependemos. "Podemos buscarla y acercarnos a ella, pero no podemos poseerla del todo: más bien, es ella la que nos posee a nosotros y la que nos motiva. En el ejercicio intelectual y docente, la humildad es asimismo una virtud indispensable, que protege de la vanidad que cierra el acceso a la verdad. No debemos atraer a los estudiantes a nosotros mismos, sino encaminarlos hacia esa verdad que todos buscamos".
Os dejo el enlace completo al discurso del Papa, que propone ideas de mucho calado, que estoy seguro meditaremos con sosiego durante los próximos meses y nos aportarán luces para mejorar nuestra tarea universitaria.
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2011/august/documents/hf_ben-xvi_spe_20110819_docenti-el-escorial_sp.html
Por cierto, para acabar una mañana espléndida, pude charlar con algunas de las monjas jóvenes que habían estado en el acto con el Papa, muy cercano al nuestro, también en el Escorial. Encantadora su paz y su alegría.
Mirando la cara de esta chica, ¿alguien puede decir que la entrega a Dios es para gente amargada?
Emilio, estupenda esta entrada. Te agradezco que dejes estas "perlas". A los que no hemos podido asistir nos permite ver, sentir, todo aquello que está aconteciendo en la visita de Benedicto XVI. Este mensaje creo que es también muy aplicable a la gente que trabajamos en empresas privadas, debemos ser responsables con las decisiones y actitudes que tomamos, pues el mundo no es sólo "resultados". Por último no podría estar más
ResponderEliminarde acuerdo con el pie de la foto, me ha parecido genial. Abrazos.
Hola Emilio, gracias por este resumen del discurso. Me parece muy bonito lo que dijo Benedicto XVI sobre querer a los alumnos ... ser estimulo y fortaleza ... y lo bonito que debe ser sentirse querido como maestro, admirado y buscado? Seguro que sabes de lo que te hablo :). Espero llegar a sentir eso algún día!
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte desde Australia.
Hola Emilio, con tu narración nos transmites la escena que nos sentimos haber estado presentes, muchas gracias por ello.
ResponderEliminarAbrazos de Blanca y de mi desde California.
Gracias Emilio. ¡La cara de la monja qué bien resume la alegría de todos en estos días junto al Papa!.
ResponderEliminarSaludos,
Miguel Ángel