sábado, 2 de julio de 2011

Seguimos hablando de Ciencia y Religión

George Lemaitre con  Albert Einstein
Recupero hoy un tema del que he tratado en dos entradas de las últimas semanas, para responder a algunos comentarios que me han hecho los lectores (muchas gracias, Angel,. por tomarte el interés de leer y responder con tus ideas al respecto). Los comentarios están en mi entrada del día 5 de junio. Si no he entendido mal a Angel, el diálogo ciencia - religión, y especialmente el diálogo con la Iglesia Católica, es poco realista porque la Iglesia siempre va a poner la fe por encima de la razón, aunque ésta produzca conclusiones que echen por tierra las que proponen los dogmas católicos. Pone como ejemplo de esta "cerrazón" de la Iglesia, algunas proposiciones del Concilio Vaticano I, celebrado hace casi 150 años (1869-70), que supuestamente condenan a la excomunión (anatema est) a quien ose poner por delante la razón de la fe. Concluye el comentario que con esos planteamientos, lo normal  "..es que no haya demasiados científicos católicos porque recordemos que anatema conduce a excomunión. Menos mal que la mayor parte de los católicos desconoce la religión que dice profesar". Dicho de otro modo, parece que o bien no hay científicos católicos o los que hay no conocen su fe. En suma los científicos católicos (si es que existimos) no nos queda más que aprender mejor nuestra fe, pues parece que vivimos en la felicidad de la ignorancia. El argumento final de Ángel es original sobre los que he leído previamente que resumen el debate ciencia-religión en las siguientes proposiciones:
1. La ciencia y la religión se han opuesto frontalmente a lo largo de la historia,
2. Luego no hay científicos creyentes.
3. Ahora añadimos, "en caso de que los haya, es que ignoran lo que dice su propia religión"
Interesante el asunto. En mis anteriores entradas, he procurado desmontar la teoría-tópico de que la ciencia y la religión se han opuesto frontalmente. Salvando el caso Galileo, les va a costar trabajo encontrar casos de persecuciones a científicos por sus posiciones científicas. Recuerdo que el tribunal que condenó a Galileo tuvo votos en contra, que no fue una decisión de la Iglesia, sino de un tribunal eclesiástico romano, que Galileo no acabó en la hoguera, y que nunca dejó de considerarse fervoroso católico.
En cuanto a que no hay científicos creyentes, también he procurado refutar tan burda acusación con una larguísima lista de científicos de primer orden que han sido personas sinceramente creyentes, de siglos pretéritos y contemporáneos nuestros. El próximo mes de noviembre organizo con la Fundación Ramón Areces un simposio sobre ciencia y religión, donde vendrán algunos de estos científicos: créanme, existen.
Respecto a la ignorancia de su religión, también mostraba en mi anterior entrada sobre este tema que una larga lista de científicos de enorme relevancia han sido sacerdotes. Que un sacerdote no conozca la religión católica es poco probable; cuando además es profesor universitario, académico, doctor en teología, etc. la probabilidad se reduce drásticamente. Puedo poner bastantes ejemplos, pero me quedo con la foto que ilustra este artículo, de George Lemaitre,  profesor en Lovaina, Cambridge, y Harvard, precursor del Big-Bang, y presidente, al final de sus días, de la Academia Pontificia de las Ciencias.
Otro día comentaré las proposiciones del Vaticano I a las que se refiere Ángel en su comentario. Extrayendo frases aisladas se puede justificar casi cualquier cosa, y el contexto en el que se hacen esas declaraciones y su alcance no es el que interpreta Ángel. De todas formas, yo prefiero el Vaticano II. Recomiendo vivamente la lectura del Gaudium et Spes, sobre el diálogo de la Iglesia con el mundo contemporáneo.

2 comentarios:

  1. Hola Emilio, sigo comentando al respecto. Te has centrado en las dos últimas frases de mis comentarios, una fracción minúscula de todo el texto y la menos relevante porque es solo una opinión personal con un poco de mala leche. Lo importante es lo otro, lo que va delante.
    Es obvio que hay científicos católicos ("creyente" es algo mucho más amplio y no debemos confundir ambas cosas) pero la pregunta a todos ellos es ¿con qué se quedaría si un hecho científico estuviera en contradicción con un dogma de la Iglesia Católica? Es decir, no he querido hacer una "burda acusación" sino que he querido manifestar las contradicciones de aceptar los "anatemas" del concilio Vaticano I por parte de un científico. Se que nuestro cerebro es perfectamente capaz de vivir en contradicción, no somos HAL 9000, y mi creencia al respecto es que los científicos católicos que conocen su religión acaban por no tomarse nada en serio aspectos dogmáticos como esos anatemas. Como no puedo meterme en su piel me interesa mucho la respuesta a la pregunta anterior por parte de los interesados.
    Quedo también muy interesado, mucho más, por las aclaraciones que harás sobre el alcance de esos anatemas ya que dices que no los interpreto correctamente. A mí me parecen de una claridad notable pero me gustará mucho saber tu formada opinión.
    Solo un par de comentarios breves a otras frases de tu post.
    "...algunas proposiciones del Concilio Vaticano I, celebrado hace casi 150 años..."
    Entiendo que el tiempo en estos casos es irrelevante ¿no? a menos la Iglesia actual contradiga lo ya dicho, cosa que no ha hecho.
    "La ciencia y la religión se han opuesto frontalmente a lo largo de la historia..."
    No defiendo eso, en general a la ciencia no le importa lo que digan las religiones (recuerdo que hay más de una) porque no aportan nada valioso a su método de avanzar en el conocimiento. Los conflictos se producen esporádicamente cuando avances científicos entran en contradicción con creencias religiosas. En estos casos las religiones son poco flexibles y pueden tardar siglos en aceptar/interiorizar el hecho científico.
    Reconozco que hoy por hoy el conflicto con la ciencia está mucho más en los literalistas evangélicos que en el catolicismo aunque realmente me gustaría una postura clara y nítida sobre el hombre y la evolución más allá del "es más que una hipótesis" de Juan Pablo II.

    "...les va a costar trabajo encontrar casos de persecuciones a científicos por sus posiciones científicas"
    La oposición a la ciencia no se traduce necesariamente en la persecución física, algo que por suerte pasó a la historia con la pérdida de poder terrenal de la Iglesia. Créeme que yo no soy de los que van con la pancarta de Galileo o de Giordano Bruno por ahí.

    Para finalizar: he comenzado estos comentarios porque conozco tu excelente formación y porque creo que eres una persona con la que puedo hablar con tranquilidad de temas controvertidos. Sería mejor delante de una cerveza pero por el momento eso no puede ser. Saludos.

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  2. Gracias Angel, de nuevo, por tu interés en el blog. Respondo a lo que me indicas en tus comentarios, más o menos en el mismo orden en el que los haces.
    Parece que estás de acuerdo conmigo en que ciencia y religión, así en teoría, no tienen por qué contraponerse. Parece que también estás de acuerdo conmigo en que hay y ha habido muchos científicos católicos relevantes (ojo, no quiero decir sólo creyente, me refiero específicamente a católicos: Pascal, Mendel, Copernico, Lemaitre, Mercalli, Galileo, etc.). Como partes de la base de que el catolicismo enfrenta a la ciencia y la religión, el primer argumento que usaste era: "si hay científicos católicos es porque no conocen bien el catolicismo". Ahora el que usas es, si no te interpreto mal: "Si conocen su religión, pero no son coherentes con la misma, pues no se toman en serio los dogmas católicos". En fin, aunque sé que no lo haces con esa intención, da la impresión de que primero dices que no existimos (los científicos católicos), luego que no conocemos el catolicismo y ahora que no nos lo tomamos en serio. En fin, ¿no sería mejor admitir la posibilidad de que el catolicismo no sea un obstáculo para el desarrollo científico?
    Tal vez el problema sea cómo entiendes los párrafos del Concilio Vaticano I a los que haces referencia. Lo que viene a decir ese concilio (celebrado hace 150 años, lo que no quiere decir que esté anulado, sino que hay que enmarcarlo en la situación histórica a la que alude), es que la ciencia no puede demostrar la incorrección de un dogma de fe. La cuestión clave es si esto es posible. En el siglo XIX cuando la ciencia comenzó a adquirir un prestigio social extraordinario, algunos extremistas de la ciencia (aquí hablo siempre de ciencia empírica) defendían que lo medible, lo empírico, lo que puede estudiarse por la ciencia, es el único criterio de verdad. Esto ahora (tras unas cuantas décadas de relativismo e indeterminación), se considera más templadamente. Lo que quería decir el Vaticanto I es que la ciencia no puede arrogarse el papel de juez sobre los dogmas, puesto que eso llevaría a denostar aquellos que no sean demostrables científicamente (esto es, casi todos, pues casi todos se refieren a un orden espiritual, que es ajeno a la ciencia empírica). Que yo sepa la ciencia no ha demostrado la incorrección de un dogma de fe, entre otras cosas porque no es su tema, pero sí hay casos de científicos que han extrapolado sus descubrimientos para refutar dogmas de fe. El Vaticano I pretendía poner un poco de orden en este aspecto. Con la situación actual, me parece que el Vaticano II define bastante mejor las relaciones ciencia-fe en el mundo actual, y por ello te vuelvo a recomendar su lectura, particularmente la Gaudium et Spes. También vale la pena releer el discurso del Papa a sus antiguos colegas de la Universidad de Ratisbona.
    Ah, y encantado de que tomemos unas cervezas cuando te parezca bien.

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