domingo, 27 de octubre de 2013

La sonrisa del candidato



Estoy ahora en Santiago de Chile, una ciudad y un país que me resultan especialmente cercanos y entrañables. El tiempo acompaña el plácido paseo por la urbe, en una primavera especialmente luminosa. Santiago tiene el dinamismo que caracteriza este país, que ha pasado de lugar apartado a urbe cosmopolita, donde aterriza todo lo nuevo.
En estos días se prepara la ciudad y el país para unas elecciones presidenciales. Basta salir a la calle para darse cuenta del hecho, pues miles de carteles con las fotos de los candidatos rellenan toda avenida de cierta importancia. Paseando ayer por una calle menor, contemplaba la figura sonriente, siempre sonriente, de estos candidatos. No sé exactamente cuáles eran sus ideas políticas, cuáles las diferencias entre ellos, pues los lemas electorales son tan genéricos que no es posible clasificarlos. Había una cosa común a todos ellos: sonreían, nos ofrecían su mejor imagen de persona feliz que va a procurar la felicidad de quien le vote. Caras jóvenes o maduras, ropa generalmente informal, aunque de buena marca, todos sonríen, seguramente por imperativo del guión, pues en varias ocasiones parecía una sonrisa demasiado forzada. No conozco el sistema electoral chileno, pero se muestra cómo los candidatos “mayores”, los que aspiran a la Presidencia, arropan con su sonrisa, acompañan con su presencia a los que optan a puestos de menor trascendencia: senado, congreso, parlamentos regionales. Todos sonríen. Parece que sólo se puede ser político si se es feliz, mejor dicho si se da imagen de felicidad; no hay problemas, todo va bien, aquí estamos nosotros para solucionarlo.
Parece no importar si el candidato es eficiente, si es honesto, si es inteligente, si procura el bien de los demás. Lo más destacado es que sea feliz, que lo parezca al menos. La política es demasiado ambicionada para no ser sospechosa. Los líderes tienen demasiado interés en serlo para que se lo reconozcamos. Un líder lo es naturalmente, porque es como es. Elegir al mejor solo es posible cuando se conoce a las personas, en entornos pequeños. En elecciones anónimas, parece que la imagen (la sonrisa) para más que las virtudes de los candidatos. La democracia es el mejor sistema político que conocemos, pero tiene vicios, no podemos aceptarlo sin críticas. Están jugando con nuestro dinero, con nuestros problemas, con nuestras esperanzas.
Viendo una campaña electoral me vienen a la cabeza las sabias palabras de Benedicto XVI en la encíclia Caritas in veritate: "El desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común. Se necesita tanto la preparación profesional como la coherencia moral" (n. 71).

domingo, 20 de octubre de 2013

¿Dónde está Asia Bibi?

Era un domingo del mes de junio del año 2009. Asia Bibi se levantó pronto mientras su marido y sus hijos todavía dormían. Fue a un campo cercano a participar en la cosecha de bayas, pues su modesta economía doméstica requería de cualquier ayuda. En su pequeño pueblo, situado en el centro de Pakistán, el día era muy caluroso. Tras varias horas trabajando bajo un intenso sol, decidió ir a beber agua al pozo cercano. Otras mujeres que también trabajaban en la cosecha lo vieron. Una de ellas gritó contra ella: había contaminado el agua, porque Asia Bibi es cristiana y no puede beber donde lo hacen los musulmanes. El revuelo consiguiente llevó a que muchas mujeres se congregaran en torno a ella y comenzarán a atacar su condición de cristiana. Ella osó defenderse y comparar a Jesús con Mahoma sobre esa cuestión. La respuesta fue una colección de insultos y una paliza improvisada. Luego la denuncia por blasfemia, un delito que en Pakistán se paga con la muerte. Desde entonces, Asia Bibi está en la cárcel, tras un simulacro de juicio en donde se la declaró culpable de la pena capital. Espera la ejecución de su condena o la concesión del indulto. La ofrecieron convertirse al Islam, pero ella se ha negado, manteniendo su fidelidad a la fe en Jesús, en la que fue criada. Lleva cuatro años encerrada en una oscura y fría prisión, aislada de otras presas, por temor a que alguna quiera cobrar el alto precio que un mulá ha puesto a su cabeza (suficiente para comprarse una casa en ese país). No puede ver a sus cinco hijos. Pocas veces a su marido, su principal apoyo. Asia Bibi es una mujer sencilla de un pueblo sencillo, que no sabe leer ni escribir, pero que está convencida de los valores que guían su vida: que ama a su familia, que ama a Dios, tanto que no entiende como en su nombre la gente puede desplegar tanto odio. Una mujer sencilla que suscitó el interés internacional porque pone rostro a una legislación inaudita: injuriar a Allah o a Mahoma, despreciar al Corán, puede conducirte a la muerte. Basta que varios testigos lo confirmen; es su palabra contra la de otros que pueden fácilmente utilizar esa ley para saldar rencores personales.
Asia Bibi ha recibido muchos testimonios de apoyo internacional, que no han sido todavía suficientes para liberarla de la cárcela, para permitirla abrazar a su marido y a sus cinco hijos. El gobernador musulmán de su provincia, Salman Taseer, fue asesinado en diciembre de 2010 por apoyarla: un soldado de su escolta le disparó. Tuvo tratamiento de héroe por buena parte de los clérigos que alientan el creciente radicalismo islámico del país. Poco tiempo después, en marzo de 2011, Shahbaz Bhatti, el único ministro cristiano del gobierno pakistaní, fue también asesinado, en una emboscada a la salida de su casa en Islamabad. Ambos asesinatos fueron reivindicados por una organización talibán.
Bhatti había denunciado en múltiples ocasiones la ley de la Blasfemia en su país y había dado apoyo público a Asia Bibi. Había sido amenazado numerosas veces por su apoyo a las minorías religiosas. Poco antes de morir dejó grabado: "Creo en Jesucristo, que dio su vida por nosotros, y estoy listo para morir por esta causa. Vivo para mi comunidad y moriré si es preciso para defender sus derechos". Desde sus muertes han pasado más de dos años, cuatro desde que Asia Bibi ingresó en la cárcel. Ni las peticiones de Benedicto XVI, ni de otros líderes mundiales, han servido para liberar a esta mujer sencilla, que sólo quiere vivir tranquila con su familia, siendo fiel a su Fe. No olvidemos a estos cristianos que en tantos países sufren discriminación, desprecio o ponen en peligro sus vidas simplemente por ser fieles a sus convicciones. Los medios de comunicación occidentales se olvidan de ellos; parece que no interesa su testimonio, en una sociedad que parece también olvidarse del cristianismo. No podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de nuestros hermanos de tantos países, al menos hagamosles presentes en nuestras oraciones y sigamos difundiendo su sufrimiento, para que algún día puedan vivir su Fe libremente.

(puedes también contribuir a su liberación mediante la campaña que se está promoviendo para pedir el indulto al presidente de Pakistán)

domingo, 13 de octubre de 2013

Esperando al Nobel...



Uno de mis doctorandos, belga, me comentó hace unos días con gran satisfacción la concesión del premio Nobel de Física de este año a uno de sus compatriotas, François Englert, proponente junto a Higgs de la famosa partícula que finalmente se nombró con el apellido del científico escocés. Me alegró la alegría de mi amigo, y su razonable orgullo por que otra persona más en su país haya conseguido tan alta distinción científica. He revisado estos días la distribución por países de los 853 premios Nobel que han sido concedidos hasta el momento. Si nos centramos únicamente en los de Ciencias (Física, Química, Medicina) y Economía, que de alguna manera son consecuencia del nivel académico e investigador de los países donde trabajan los candidatos premiados, la posición de España resulta realmente lamentable, ya que sólo contamos entre nuestros compatriotas con un premio Nobel, Ramón y Cajal, nada más y nada menos que en 1906. Severo Ochoa, premiado en 1959, también en Medicina, sólo podemos considerarlo como español por el origen, puesto que su trayectoria investigadora se realizó mayoritariamente en EE.UU., donde emigró en 1942. ¿A qué se debe esta carencia de talentos científicos? Uno puede aludir a cuestiones de desarrollo económico, pero se enfrentará con el hecho de que países de menor desarrollo que el nuestro cuentan con recientes galardonados, como México (Mario Molina, Química, 1995), Corea del Sur (Pedersen, Química, 1987) o Polonia (Hurwicz, Economia, 2007; Charpak, Física, 1992). Si atenemos a tamaño de los países y nivel de actividad económica, las comparaciones con Holanda, Austria, Suecia o Bélgica resultan sonrojecedoras. Otro caso, el de Noruega, que con apenas 5 millones de habitantes, cuenta con 6 premios Nobel desde 1968 hasta ahora (2 en Química, 3 en Economía y 1 en Física). Si se trata de entorno cultural, podemos compararnos con Italia, que tiene 7 premios Nobel desde 1969 (4 de Medicina, 2 de Física y 1 de Economía).
En suma, ¿por qué no tenemos investigadores de primer nivel? A mi modo de ver, porque fallamos por la base. Para tener deportistas de élite hace falta que haya una buena educación física, que haya interés en la población por esos temas y que los padres consideren muy relevante que sus hijos se dediquen al deporte. Por supuesto, son necesarias además infraestructuras para practicarlo y soporte económico para que las personas más capaces tengan ingresos que les permitan mantenerse. Soy consciente de que en nuestro país eso se aplica, casi en exclusiva, al fútbol, y en particular al fútbol profesional de primera y segunda división. El resto de los deportes tienen realmente un rendimiento mayor que la inversión.
Si aplicamos todo ese símil a la Ciencia, a la innovación y al desarrollo, entendemos qué está pasando en España. Cuando ningún gobierno se toma en serio la educación de base, cuando no hay una reforma a fondo de la Universidad, cuando la inversión en I+D es cosmética, poco o nada articulada con la industria, cuando no hay incentivos reales para que nuestros mayores talentos trabajen en nuestro país, cuando el reconocimiento social es tan mediocre, no podemos extrañarnos de los resultados. Si gastarse 90 millones de euros en un futbolista es rentable en nuestro país, y no lo es contratar a un premio Nobel por una fracción de esa cantidad, algo debemos reflexionar. No se trata de una cuestión de "orgullo patrio", sino de aprovechar mejor nuestro ingenio, volcandolo además en beneficio de la sociedad,  que pase de la "cultura del pelotazo", de la que todavía vivimos sus secuelas, a un nuevo modelo económico, basado en el esfuerzo, la dedicación, el talento, y la inventiva.

sábado, 5 de octubre de 2013

La virginidad de la Virgen (II)

Dediqué mi última entrada a dar argumentos escriturísticos que muestran como la interpretación correcta de la Sagrada Escritura avala que podamos llamar Virgen a la Madre de Jesús, que no contradice algunos párrafos donde una interpretación literal -particularmente cuando se desconoce la lengua en que está escrito el texto original- podría llevar a equívocos. Por esa razón, parece razonale acudir a la opinión de quienes interpretaron los textos de la Sagrada Escritura en fecha muy cercana a cuando fueron escritos. El criterio protestante de "sola Escritura" ha sido positivo para valorar la importancia de la Biblia como fundamento de la Fe, pero ha tenido el efecto muy negativo de abrir paso a múltiples interpretaciones del mismo texto, obviando la Tradición (cómo lo interpretaron los antiguos cristianos) o el Magisterio de la Iglesia (la autoridad moral para hacerlo). Esto aplica a muchos temas controvertidos desde la Reforma protestante, como la presencia real de Jesús en la Eucaristía, el significado del sacerdocio y de otros sacramentos, las relaciones entre la Fe y las obras, etc., y es la responsable -en última instancia- de la enorme cantidad de divisiones en el seno del protestantismo (unas 12.000 iglesias cristianas, la mayor parte creadas después de Lutero).
En el caso que hoy nos ocupa, indicabamos en la última entrada que la expresión hermanos de Jesús  que aparece en varios pasajes de la Biblia, no contradice que María no tuviera otros hijos, puesto que es razonable entenderlo como parientes cercanos, ya sea hijos de un matrimonio previo de San José, o hijos de algún hermano de José o de María. La primera interpretación es la que le da la Iglesia ortodoxa y la mayor parte de las iglesias orientales, que son firmes partidarias de la Virginidad perpetua de María; la segunda es más común entre la Iglesia católica y parte de la anglicana. Conviene resaltar que entre los escritores antiguos de reconocida autoridad, sólo Tertuliano es partidario de interpertar literalmente la expresión "hermanos de Jesús", y lo hizo en el marco de sus disputas sobre la realidad de la Encarnación (esto es, para mostrar, que Jesús era hombre verdadero, pues tenía también hermanos). Conviene recordar que Tertuliano acabó sus días siguiendo una secta rigorista (los montanistas), y por tanto fuera de la comunión de la Iglesia. Entre los Padres de la Iglesia y escritores cristianos más antiguos, es prácticamente unánime la interpretación de que los hermanos de Jesús son parientes o hermanos de padre, y que, por tanto, María puede considerarse con propiedad como siempre Virgen. Este es el caso de San Ignacio de Antioquía y Orígenes (ambos del s. II), de Eusebio de Cesarea, San Atanasio, San Efrén y un largo etcétera  (hay numerosas citas de estos autores en este magnífico blog).
Resulta muy sintomático que San Jerónimo, a quien debemos la traducción latina de la Sagrada Escritura, quien conocía perfectamente las lenguas originales (vivió en Palestina numerosos años), es completamente partidario de la virginidad de María, y defiende que la interpretación del término hermanos (que el mismo utiliza en la Vulgata) es el de primos.
Cuando interpetamos lo que quería decir Sócrates, parece razonable que estudiemos lo que de él decía Platón, que era su discípulo directo. Cuando queremos saber lo que significa determinado pasaje de la Biblia, también parece razonable preguntar a quien lo leyó en su idioma original o a quien lo escuchó por tradición oral directa. Ellos indudablemente tienen más probabilidad de interpretarlo correctamente que cualquier exégeta o lider religioso de los siglos XVII a XXI. No solo es cuestión de fe, sino más bien de sentido común.