La visita a España esta semana de la Dra. Merkel (no es una errata, pongo la abreviatura de doctora porque Angela Merkel es doctora en Física), ha avivado en algunos el sentido del humor latino, comparando la venida de tan ilustre mandataria con la recogida en la legendaria película de Berlanga ("Bienvenido Mr. Marshal"), según tengo entendido la considerada como mejor film de nuestra historia. Como hicieran los del pueblo que preparan un gran jolgorio para recibir a "los americanos", parece que ahora otros estaban preparando todas las alfombras rojas que quedaban en palacio para recibir a la canciller del país más poderoso de Europa, garante de nuestra moneda y, por ende, posible balón de oxígeno para nuestra endeble economía.
Pero parece que finalmente la lluvia de millones que podía traer la mandataria alemana ha dejado paso a otro aluvión económico, en forma de inversión en una ciudad de ocio llamada pomposamente "Euro Vegas". No es inversión alemana, sino estadounidense, y parece que nuestros mandatarios la reciben con el mismo entusiasmo con el que hace cincuenta años se recibiera la inyección económica del plan Marshal.
Siento disentir del entusiamo generalizado por la elección de Madrid como sede de ese gigantesco proyecto. Me parece que no son en absoluto buenas noticias. Por un lado, porque sigue consagrandose la imagen de España como lugar de recreo, donde se gasta el dinero que se produce en otros lugares. Por otro, porque se trata de una inversión asociada a negocios con los que estoy completamente en desacuerdo. Obviamente el juego está ligado a actividades que como mínimo pueden calificarse de poco honrosas: imagino que los oligarcas rusos o árabes no vendrán a esa ciudad de ocio precisamente a rezar el rosario.
Ciertamente corren tiempos económicamente muy difíciles, con muchas familias en situación angustiosa, pero la salida de la crisis no viene por la venta del país a intereses oscuros, sino por cambiar nuestro modelo económico, por hacer más productivo nuestro trabajo, por mejorar la innovación tan propia de nuestro ingenio latino, por arrimar el hombro y ser más solidarios, haciendo extras para que otros puedan tener más oportunidades. Ya sé que suena a palabras bonitas y que, en contraste, la inversión americana supone muchos puestos de trabajo. Ya tenemos bastantes relacionados con el ocio; nos faltan muchos más en sectores que son sostenibles a largo plazo: energías alternativas, agricultura de calidad, consultoría, moda, diseño, cultura...
Creo que nos hemos tomado demasiado poco en serio la visita de la Dra. Merkel. Los alemanes están donde están por su trabajo, por su sentido de estado, por la seriedad de su organización política, por el respecto a las normas de convivencia social, por contribuir solidariamente a financiar los servicios públicos. Ciertamente, me quedo con la bienvenida a la Dra. Merkel; me parece mejor opción que vender nuestro territorio a un modelo social que no comparto.
Pero parece que finalmente la lluvia de millones que podía traer la mandataria alemana ha dejado paso a otro aluvión económico, en forma de inversión en una ciudad de ocio llamada pomposamente "Euro Vegas". No es inversión alemana, sino estadounidense, y parece que nuestros mandatarios la reciben con el mismo entusiasmo con el que hace cincuenta años se recibiera la inyección económica del plan Marshal.
Siento disentir del entusiamo generalizado por la elección de Madrid como sede de ese gigantesco proyecto. Me parece que no son en absoluto buenas noticias. Por un lado, porque sigue consagrandose la imagen de España como lugar de recreo, donde se gasta el dinero que se produce en otros lugares. Por otro, porque se trata de una inversión asociada a negocios con los que estoy completamente en desacuerdo. Obviamente el juego está ligado a actividades que como mínimo pueden calificarse de poco honrosas: imagino que los oligarcas rusos o árabes no vendrán a esa ciudad de ocio precisamente a rezar el rosario.
Ciertamente corren tiempos económicamente muy difíciles, con muchas familias en situación angustiosa, pero la salida de la crisis no viene por la venta del país a intereses oscuros, sino por cambiar nuestro modelo económico, por hacer más productivo nuestro trabajo, por mejorar la innovación tan propia de nuestro ingenio latino, por arrimar el hombro y ser más solidarios, haciendo extras para que otros puedan tener más oportunidades. Ya sé que suena a palabras bonitas y que, en contraste, la inversión americana supone muchos puestos de trabajo. Ya tenemos bastantes relacionados con el ocio; nos faltan muchos más en sectores que son sostenibles a largo plazo: energías alternativas, agricultura de calidad, consultoría, moda, diseño, cultura...
Creo que nos hemos tomado demasiado poco en serio la visita de la Dra. Merkel. Los alemanes están donde están por su trabajo, por su sentido de estado, por la seriedad de su organización política, por el respecto a las normas de convivencia social, por contribuir solidariamente a financiar los servicios públicos. Ciertamente, me quedo con la bienvenida a la Dra. Merkel; me parece mejor opción que vender nuestro territorio a un modelo social que no comparto.
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