domingo, 12 de agosto de 2012

Las olimpiadas

Están acabando los juegos olímpicos de Londres, un verdadero festival deportivo. Cada cuatro años nos recuerdan que existen muchas otras maneras de competir que no son el fútbol o la fórmula 1. Uno de los ganadores españoles de una medalla de plata se quejaba de la falta de atención a su deporte, y ciertamente no le faltaba razón: el mismo día de su proeza, el principal periódico deportivo dedicaba las seis primeras páginas a dar noticias del Real Madrid, precisamente en una época en donde no hay ninguna noticia relevante sobre el Real Madrid o sobre cualquier otro equipo de fútbol. En fin, mejorar la cultura deportiva es una de las muchas facetas de mejorar la cultura de nuestro país. Ronaldo es al deporte, lo que Bisbal a la música, o Belén Esteban a la literatura: productos populares que empañan realidades mucho más profundas. Miles de jóvenes dedican muchas horas diarias a entrenar, en deportes que casi nadie valora, que casi nadie seguirá valorando si no suben al podio, y quizá aun subiendo. Decía ayer una de las ganadoras de la medalla de bronce en natación sincronizada que dedicada 10 horas diarias a nadar. Comparando esto con las 3-4 horas de entrenamiento de los futbolistas profesionales, se ve que el deporte requiere muchos grados distintos de sacrificio. Sobre el reconocimiento público y la compensación económica, quedaría bochornoso comparar a un futbolista y con esa nadadora.
Nos gusta estar, como país, entre los que más medallas ganan, pero luego olvidamos que la única manera de hacerlo es prestar atención social y apoyo económico a cualquier deportista, a quien hace lucha libre, remo, vela, natación, atletismo o taekwondo. Y no solo para ganar medallas, sino simplemente porque el deporte lleva consigo excelentes valores humanos, tanto físicos como morales. De la misma forma, necesitamos valorar más quien cante o toque cualquier instrumento, porque la música es un valor en sí mismo. Igual que la literatura, la investigación, la innovación de cualquier tipo. Este país necesita valorar más lo estupendo que tiene, promover a quien hace cosas que ennoblezcan la naturaleza humana, a quien se esfuerza por ser más, por ser mejores.

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