Asia Bibi no estará en el JMJ

Asia Bibi es una mujer joven, aunque ya es madre de cinco hijos. Estoy seguro de que le gustaría mucho, pero no podrá estar en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, el próximo mes de agosto junto al Santo Padre y a millones de jóvenes de todo el mundo. Asia Bibi no podrá estar en Madrid porque está en la cárcel de Sheikhupura, cerca de Lahore, en Pakistán. Asia Bibi lleva dos años encerrada en esa prisión,

sentenciada a muerte por una supuesta blasfemia contra el Islam. Es católica. Una más entre los muchos hermanos en la fe que sufren privaciones, agravios, cárcel, tortura, muerte por el simple hecho de ser cristianos, de querer seguir a Jesús. En Pakistán, en Iraq, en China, en Corea del Norte, en Indonesia, en Sudán, en la India... en tantos países sigue corriendo la sangre de los mártires. Nosotros estamos aquí, a veces tan cómodamente que somos incapaces de un simple sacrificio para acompañar a Jesús en la Santa Misa, en un rato de oración, inconscientes que para muchos no es un problema de incomodidad, sino de compromiso vital, porque ser católicos puede costarles la vida. En Pakistán, no es una posibilidad, sino un hecho: el gobernador de Punjab, Salman Taseer, y el ministro de Minorías, el católico Shahbaz Bhatti, fueron asesinados en enero y en marzo respectivamente por haberse pronunciado a favor de la inocencia de Asia Bibi y haber pedido cambios en la ley de blasfemias, que se usa en el país para amedrentar a las diferentes minorías religiosas.

Asia Bibi está acompañada de la oración de otros cristianos de Pakistán, de la oración de sus hijos, del cariño de su marido que la visita con regularidad, pero sobre todo está acompañada de quien es su esperanza real, Jesucristo. Le han ofrecido salir de la cárcel si se convierte al Islam: "Prefiero morir cristiana,que vivir musulmana". Es una cuestión de convicciones. Si fuera por motivos políticos, sería portada de la prensa internacional, pero ahora el martirio no está de moda. No la dejemos sola, acompañemosla a la distancia, recemos por ella y por tantos cristianos perseguidos, para que sientan el consuelo de Dios y el cariño de la gracia a la distancia.