En cualquier caso, lo que me interesa comentar ahora es que una frase similar me vino a la cabeza escuchando ayer a una dirigente destacada de nuestro principal partido socialista. Criticando el mensaje de recuperación económica que lanza el gobierno, decía la Sra. Valenciano que aquí lo único que se recupera son "los catecismos en los colegios y los abortos clandestinos". Esta "sesuda" afirmación no merecería mayor comentario, sino fuera por lo que implica: a falta de reivindicaciones verdaderamente sociales y progresistas, los dirigentes socialistas se dedican a fundamentar su supuesto progresismo en el insulto permanente a la Iglesia y en defender su proyecto de ingeniería social, basado en buena parte en el aborto y en la ideología de género. En pocas palabras, como parece que en las recetas económicas no aportan nada al neocapitalismo vigente (y si no, que se lo digan al primer ministro socialista francés, con los tremendos recortes sociales que está poniendo en marcha), nuestro socialismo sigue anclado en darle coces a la Iglesia con ocasión y sin ella.
Sinceramente no entiendo esa actitud. En Italia el primer ministro de izquierdas es católico practicante; en Alemania hay muchos católicos entre la socialdemocracia; mientras en EE.UU., los católicos han sido tradicionalmente el sustento del partido demócrata... En suma, no veo porque se empeña el PSOE en ponerse enfrente de quienes podriamos admitir muchos de sus planteamientos, simplemente por seguir dando una imagen de modernidad que no deja de estar trasnochada. ¿Es tan difícil entender que un niño gestante es un ser humano y que el aborto es una tragedia que nada tiene que ver con el progreso? ¿Es tan anómalo considerar que los católicos hemos leído las encíclicas sociales de la Iglesia y que por tanto estamos tan de acuerdo con la protección a los trabajadores, con los sindicatos, con una economia social, con la conservación ambiental o con la ciencia como cualquiera que se empeñe en atribuirse en exclusiva el calificativo de progresista?
Empeñándose en ese discurso el PSOE se ancla en crearse enemigos donde no tendría por qué tenerlos, y sólo me viene a la cabeza la incongruencia de que los católicos apoyemos esas actitudes con nuestros votos. Señores y señoras del PSOE, estamos en el s. XXI, no sigan ustedes con actitudes que son más propias del jacobinismo francés del s. XVIII que de la postmodernidad.
El principal error que veo en este artículo es considerar al PSOE un partido socialista. No hace falta ser licenciado en ciencias políticas para darse cuenta que es un partido de centro y que abraza sin pudor las tesis neoliberales imperantes hoy en día.
ResponderEliminarY su anti-catolicismo es pura pose de campaña electoral. Cuando estuvieron en el poder, no hicieron nada por eliminar los privilegios de la Iglesia.
Estoy de acuerdo contigo en que su discurso es más neoliberal en el fondo, aunque en las formas intenten parecer progresistas sociales, pero no estoy de acuerdo en que su anticlericalismo sea ficticio. Podrían haber sido mucho más beligerantes con la Iglesia cuando estuvieron en el poder, sin duda, pero también podrían haberse centrado en muchos temas sociales donde la convergencia con los católicos hubiera sido evidente: inmigración, derechos sociales, promoción de la ciencia o la conservación ambiental. Meterse en ingeniería familiar (divorcio express, homo-matrimonio...) o en extender indiscriminadamente el aborto no fue la mejor manera de hacerlo. Me parece que este país va ya teniendo una derecha laicista (algo muy extendido en otros, por cierto), pero le falta todavía una izquierda cristiana. Con los actuales PSOE e IU no veo señales en esa dirección. Saludos cordiales,
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