Estamos en el último día del año. Es periodo de revisión, de hacer memoria de donde estaban nuestras metas y donde están nuestros logros, de aprender de nuestros errores, de pedir perdón por tantas veces que no estuvimos a la altura, que miramos a otro lado, o simplemente que no fuimos conscientes de las necesidades de los demás. Es momento quizá de nostalgia por quienes perdimos, pero también de esperanza por quienes encontraremos. Pero sobre todo es momento de agradecer a Dios y a quienes nos quieren por tantos bienes recibidos. ¡Qué importante es el agradecimiento! Solo agradecemos cuando somos conscientes de las cosas estupendas que nos pasan todos los días, a veces tan ordinarias que las consideramos obvias (salud, familia, amigos, trabajo...). Solo cuando falten parece que las apreciaremos, pero como somos temporales, antes o después faltarán, y entonces también encontraremos alguna cosa por la que agradecer. Naturalmente hay personas que siempre andan quejándose de lo que no tienen, de los supuestos agravios que los demás les hacen; nunca se fijan en lo que reciben, porque tampoco son capaces de dar. Son personas infelices, insatisfechas, muchas veces amargadas y tantas veces amargan a quienes les rodean.
No son un tipo especial de personas: somos nosotros mismos. Cualquiera puede tener una visión optimista o pesimista de la vida: agradecer o quejarse. En las mismas circunstancias encontramos personas que tienen una y otra visión de la vida, y son ellos los primeros que la disfrutan o la sufren. El fin de año es un buen momento para cambiar el enfoque.
Me entretiene escuchar a los conferenciantes de TED, un conjunto de pensadores, de muy diversos campos, que extienden sus ideas innovadoras a través de conferencias breves, disponibles en la web. Escuchaba el otro día a uno de estos conferenciantes, que me llamó la atención por sus circunstancias, pues es un monje benedictino de origen francés. David Steind-Past. Vale la pena escuchar lo que dice sobre el agradecimiento y la felicidad. Con él te dejo. Muy Feliz Año Nuevo.
No son un tipo especial de personas: somos nosotros mismos. Cualquiera puede tener una visión optimista o pesimista de la vida: agradecer o quejarse. En las mismas circunstancias encontramos personas que tienen una y otra visión de la vida, y son ellos los primeros que la disfrutan o la sufren. El fin de año es un buen momento para cambiar el enfoque.
Me entretiene escuchar a los conferenciantes de TED, un conjunto de pensadores, de muy diversos campos, que extienden sus ideas innovadoras a través de conferencias breves, disponibles en la web. Escuchaba el otro día a uno de estos conferenciantes, que me llamó la atención por sus circunstancias, pues es un monje benedictino de origen francés. David Steind-Past. Vale la pena escuchar lo que dice sobre el agradecimiento y la felicidad. Con él te dejo. Muy Feliz Año Nuevo.