domingo, 12 de mayo de 2013

¿Estimular la innovación o seguir con el ladrillo?

Hablaba hace unos días con un amigo, con el que colaboro en un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA). El trabaja en una empresa puntera en el desarrollo de las tecnologías de la informacion, principalmente relacionadas con el sector espacial. A cualquier persona razonable, le parecerá que se trata de un sector estratégico, de un gran valor añadido, que resulta un ejemplo paradigmático de hacia dónde debería tender nuestro nuevo modelo de crecimiento económico. A cualquier persona razonable, pero no a un político en ejercicio... nuestros representantes en la Agencia han decidido reducir hasta cantidades ridículas la aportación española a la Agencia, lo que va a suponer una rémora de muy graves consecuencias para las empresas españolas del sector, puesto que los contratos que la ESA asigna dependen directamente de las aportaciones nacionales: para decirlo en pocas palabras, si no hay contribución española, no habrá empresas españolas en los contratos, por muy bien que lo hagan (es más, ni siquiera podrán presentarse a las licitaciones públicas, método habitual de contratación de la ESA).
A cualquier persona razonable le parecerá una barbaridad poner en jaque a un sector tecnológico avanzado que cuesta muchísimo esfuerzo construir, pero que resulta fácil derribar. A cualquier persona razonable... pero no a un político en ejercicio, que le da igual recortar en gastos suntuarios que en empresas estratégicas, y sigue poniendo entre paréntesis los recortes en la maquinaria que lo alimenta (duplicaciones en las adminstraciones, asesores, etc.). Lo mismo han hecho con las energías renovables, cambiando drásticamente el marco de regulación y casi hundiendo a empresas que son un referente tecnológico mundial
. ¿Alquien me puede explicar qué ideas tienen en la cabeza quienes toman estas medidas? ¿Cuál es la estrategia? Y, mientras, siguen retrasando la reforma de la educación media, hundida por legislaciones ingenuas e irrealistas, por los recortes y por la falta de motivación -y a veces de calidad- del profesorado.
Apartandome radicamente del populismo barato, que me pone "de los nervios", no voy a vociferar consignas oportunistas, inconsistentes y casi siempre sesgadas, pero tras bastantes meses de nuevo gobierno sigo sin ver claro a dónde se quiere ir; tan sólo de dónde se quiere huir. ¿Alguien puede indicarme cuál es el puerto y cuál es la ruta?

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