El término "apostolado" designa tradicionalmente en el cristianismo el afán por comunicar el mensaje de Jesús a las personas que nos rodean. La etimología del término indica "el que es enviado", pues ciertamente Jesús eligió a los apóstoles para enviarles a propagar la "buena noticia" a todas las gentes: "Yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca" (Jn 15: 16). Esto no se lo dice únicamente a los apóstoles propiamente dichos, sino a todos los cristianos, de todos los tiempos y profesiones, como nos recordó el último Concilio. No hace falta tener un "ministerio" especial en la Iglesia para comunicar nuestra fe a nuestros familiares, amigos, o compañeros de trabajo.
Hay muchas maneras de hacer ese apostolado que Jesús nos pidió: la palabra es el más común, pero resulta tantas veces mucho más eficaz el apostolado del testimonio de la propia vida, donde procuramos ser coherentes con nuestra fe cristiana, imitando la vida de Jesús, pues el ejemplo, como asegura el dicho popular, "es el mejor predicador". En pocas palabras, que de nuestra conducta concluyan quienes conviven con nosotros que algo especial guía nuestros afanes, que procurando
"Una auténtica fe -que nunca es cómoda e individualista– siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra. Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto, y amamos a la humanidad que lo habita, con todos sus dramas y cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus valores y fragilidades" (Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 2013, n. 183)
domingo, 26 de febrero de 2012
domingo, 19 de febrero de 2012
¿Para qué sirve la religión?
No se trata en esta entrada de responder a una pregunta típica de adolescente que tiene que seguir clases de una asignatura que no acaba de ver muy necesaria. Quiero tratar aquí una pregunta que se vuelve esencial cuando intentamos transmitir la hondura de nuestra fe religiosa a personas que carecen de ella. A mi modo de ver, una de las grandes dificultades con las que nos encontramos para el diálogo con no creyentes sea la trivilización social del hecho religioso; si se me permite hablar así, su falta de trascendencia práctica. Puesto que aparentemente no influye en nuestras actividades ordinarias, en las decisiones profesionales, económicas o vitales que tomamos, la religión queda relegada al ámbito personal, o se torna en un diálogo puramente intelectual, donde se cruzan argumentos que no impactan en la vida, como si estuvieramos jugando una especie de ajedrez mental en un tablero inexistente.
Me vino este pensamiento a la cabeza hace unos días cuando, hablando con uno de mis estudiantes de postgrado, salió la cuestión de mis creencias religiosas. El me indicaba que también era religioso, pues "aunque no rezo, procuro no hacer mal a nadie". En definitiva, para él ser religioso es simplemente una postura ética. Intenté hacerle ver que la religión es algo más que un soporte para nuestros valores morales, y que en realidad cubre otros muchos ámbitos de nuestra vida, pero me dio que pensar esa conexión de mi alumno entre religión y actuar. Se es religioso cuando se actúa bien, aunque en realidad el motivo de actuar bien tenga poco que ver con la religión. Es más, según este planteamiento, es mucho más religioso un ateo "buena persona" que un cristiano que no lo sea.
Me parece que ese planteamiento es muy reduccionista, pues convertir una religión únicamente enn una justificación de nuestras acciones morales sería empobrecerla tremendamente. Ser moral y no ser
Me vino este pensamiento a la cabeza hace unos días cuando, hablando con uno de mis estudiantes de postgrado, salió la cuestión de mis creencias religiosas. El me indicaba que también era religioso, pues "aunque no rezo, procuro no hacer mal a nadie". En definitiva, para él ser religioso es simplemente una postura ética. Intenté hacerle ver que la religión es algo más que un soporte para nuestros valores morales, y que en realidad cubre otros muchos ámbitos de nuestra vida, pero me dio que pensar esa conexión de mi alumno entre religión y actuar. Se es religioso cuando se actúa bien, aunque en realidad el motivo de actuar bien tenga poco que ver con la religión. Es más, según este planteamiento, es mucho más religioso un ateo "buena persona" que un cristiano que no lo sea.
Me parece que ese planteamiento es muy reduccionista, pues convertir una religión únicamente enn una justificación de nuestras acciones morales sería empobrecerla tremendamente. Ser moral y no ser
domingo, 12 de febrero de 2012
Newman: la verdad que complica la vida
Estoy leyendo estos días la magnífica biografía de John Henry Newman escrita por su biógrafo más prestigioso, Ian Kerr, publicada en nuestro país en 2010 por ediciones Palabra. Se trata de un extenso trabajo sobre el gran intelectual inglés, beatificado ese mismo por Benedicto XVI. La biografía intenta penetrar en la compleja personalidad de Newman, mostrandonos su pensamiento a través de sus propias palabras, ya que recoge una ingente cantidad de extractos de sus cartas y libros. Newman es un sacerdote y teólogo anglicano, profesor en la Universidad de Oxford, que intenta encontrar una vía intermedia entre el anglicanismo y el catolicismo romano, tomando lo que le parece más verdadero de ambos. Inicia un movimiento de renovación teológica en la década de 1830 con la publicación de una serie de monografías que denomina "Tracts for the Times", a la que se adhieren otros intelectuales preocupados por fundamentar con más solidez la Iglesia anglicana sobre los cimientos de la primitiva tradición cristiana, principalmente los Padres de la Iglesia, que Newman conoce bien gracias a sus trabajos sobre las controversias teológicas de los primeros siglos (arrianismo, monofismo, nestorianismo...). Tras generar un importante debate intelectual, el llamado Movimiento de Oxford, va derivando hacia un creciente convencimiento de que el verdadero progreso en esa tradición histórica sólo conduce
domingo, 5 de febrero de 2012
Provida es Progreso
Hace unos días se celebró el día internacional por la vida, que nos sirve de ocasión para recordar los muchos atentados a la vida que ocurren en el mundo. El aprecio a cualquer vida humana, por pequeña o deteriorada que se encuentre, está en la base del progreso social. ¿i no respetamos el don de la vida, qué otros vamos a respetar, que son consecuencia del primero? Ciertamente hay muchas personas que, con toda honestidad, piensan que el aborto es un derecho que hay que proteger, pues cada mujer debe tener autonomía para ser madre cuando lo estime oportuno. No puede imponerse a nadie ser madre. De acuerdo; el asunto de fondo es que la persona que pretende abortar (muchas veces, no lo olvidemos, presionada por un ambiente que no contempla otras opciones) YA ES MADRE. No se es madre cuando se da a luz, sino cuando se está embarazada, por lo que occurre entre el embarazo y el parto no es nada más que un cambio de "ecosistema". El bebé es tan dependiente de su madre cuando tiene 6 meses desde su concepción como cuando tiene 18 meses. Es preciso extender culturalmente
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