domingo, 23 de octubre de 2011

Ciencia y religión: ¿diálogo o confrontación?

Con este título, estoy organizando un simposio internacional en la Fundación Ramón Areces, que tendrá lugar los días 10 y 11 de Noviembre en el Salón de Actos de la Fundación (Vitruvio, 5. 28006 Madrid). La entrada es libre y habrá interpretación simultánea, asi que espero que sea una magnífica oportundidad para escuchar opiniones cualificadas sobre diversos ámbitos de la ciencia en los que el diálogo, o a veces la confrontación, con la religión ha sido más evidente. Se cubrirán diversas temáticas, desde cuestiones históricas (origen de la ciencia y el caso Galileo), hasta temas de bioética (investigación ambiental y biomédica), pasando por el debate sobre el origen del Universo, la existencia de vida en otros planetas, la compatibilidad entre evolucionismo y creación, las relaciones cerebro y alma, o la posibilidad de generar inteligencia artificial. Los temas serán tratados por expertos en cada temática, provenientes de prestigiosos centros, tanto nacionales como extranjeros: Francisco Ayala (Universidad de California, Irvine), Denis Alexander (Universidad de Cambridge),  John Hedley Brooke (Universidad de Oxford), Marco Bersanelli (Universidad de Milán), Jennifer Wiseman (NASA)  John Wyatt (Universidad de Londres), Ignacio Sols, Fernando Sols y Cesar Nombela (Universidad Complutense), Fernando de Arriaga (Universidad Politécnica de Madrid), José Manuel Giménez-Amaya (Universidad de Navarra) y Emilio Chuvieco (Universidad de Alcalá). Creo que será una magnífica oportunidad para debatir sobre temas de gran calado, en donde la religión y la ciencia pueden ayudarse mutuamente. La religión proporciona una estructura moral, que promoviendo el desarrollo de la ciencia asegure que no se vuelva contra el ser humano, mientras la ciencia permite fundamentar más sólidamente las creencias, haciéndolas compatibles con el conocimiento profundo de la realidad material. Animo, por tanto, a todos los lectores de este blog a que participeis en las jornadas y que difundais el evento entre vuestros contactos y amigos.
En enlace para la inscripción está en la página de la Fundación Areces, así como información adicional sobre el evento:

lunes, 17 de octubre de 2011

¿Es Jesús un personaje histórico?


Los cristianos no creemos en un Dios etéreo, inaccesible, conceptual, sino en un Dios que se hizo carne como nosotros, que vivió en una época determinada de la Historia, que sonrió, se cansó, sintió sed, hambre y finalmente murió, tras una serie de sufrimientos horribles. En definitiva, nuestra fe se concreta en un Dios infinito y omnipotente, pero también en un Dios personal, que se hizo humano, como nosotros.
Ahí la fe genérica en la existencia de un Ser que nos supera se concreta en una figura de carne y hueso que nos resulta muy cercana. En ese momento cruzamos el umbral de la Filosofía para entrar en el de Historia. La existencia histórica de Jesús de Nazaret no puede negarse con ningún argumento medianamente riguroso, pues la documentación que nos ha legado la Antigüedad sobre la figura y los hechos de Jesucristo es mucho mayor que la disponible para cualquier otro personaje de la Historia antigua, desde César hasta Alejandro, de Homero a Aristóteles. De hecho, el Evangelio de San Lucas, al que podemos calificar al menos como un buen historiador, ofrece en diversos pasajes una perfecta datación de los hechos que narra. Por ejemplo, nos dice para situar el nacimiento de Jesucristo: “Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino” (San Lucas, 2:1-2). O todavía de modo más preciso, nos dice al inicio de la predicación de San Juan Bautista: “En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto” (San Lucas, 3:1-3).
La reciente controversia a propósito del Código da Vinci, que mezclaba hábilmente la Historia con la ficción, ha facilitado que muchos más cristianos conozcan las raíces de los documentos sobre los que se basan sus

lunes, 10 de octubre de 2011

¿Crecimiento sostenible?


Seguimos levantándonos todos los días con noticias más o menos apocalípticas sobre la situación de la economía, que se capitalizamos los bancos, que si Grecia suspende pagos, que si tal o cual empresa se ha dejado hasta los calcetines en la bolsa, y un largo y cotidiano etcétera.
Parece claro que la economía es la preocupación prioritaria de buena parte de los ciudadanos, que sin entender exactamente qué está pasando, ni cuál es su origen, ni mucho menos su solución, sufren las consecuencias de una incertidumbre que repliega buena parte de su confianza en el futuro.
Hemos vivido décadas bastante anómalas si consideramos la Historia en su conjunto. En nuestro continente, casi nunca ha habido una temporada tan larga sin guerras, hambrunas, o grandes desastres naturales. Y nos hemos acostumbrado a vivir bien, siempre es más fácil acostumbrarse a vivir bien. Como dice la abuela de un amigo: "es más fácil ir de bancos a sillas, que de sillas a bancos". No es esa la experiencia de otros países, por ejemplo de algunos de Latinoamérica, que ya saben lo que significa ser ricos y dejar de serlo. En mi generación no tenemos/teníamos esa experiencia, y por eso estamos perplejos ante lo que ocurre y, sobre todo, ante lo que puede ocurrir.
Pero las crisis son también momentos de mirar las cosas de otra manera, de revisar si estamos apuntando en la línea correcta, si nuestro modelo de desarrollo era realmente consistente. No me refiero a su consistencia económica, sino sobre todo a si ese modo de vida nos hace más felices, nos produce mayor satisfacción vital, nos permite gozar más de la familia y los amigos, sentirnos queridos y querer... Cuando falta el dinero o cuando es más difícil conseguirlo, vale la pena replantearse si realmente el dinero da la felicidad o la estorba. Me parece que, en esto, también se cumple el adagio latino: "In medio virtus". Muy pocos recursos materiales reducen las expectativas vitales, nos empequeñecen; Muchos, sin embargo, no multiplican de la misma manera ese bienestar. No es más feliz un niño que proviene de una familia con más recursos, sino tal vez al contrario. Asegurando un mínimo razonable, se pasa un umbral en el que el crecimiento económico no es igual al desarrollo y, mucho menos, a la felicidad. Mantener un tren de vida que está por encima de nuestras posibilidades crea tensiones, esfuerzo por mantener algo artificial, que se paga en sobre-trabajo o en sobre-egoísmo y que acaba provocando hastío.
Aquí también una honda visión cristiana de la vida puede ayudarnos a poner el punto de mira en un balance vital que nos producirá más alegría. Los medios materiales son sólo eso: medios. Sirven en la medida que nos ayudan a cultivar mejor nuestros dones espirituales (la educación, la cultura, las relaciones sociales, la familia...), si no son más bien obstáculos.

domingo, 2 de octubre de 2011

La grandeza y los límites de la ciencia

Me invitaron hace unos días a participar en un programa de debate que dirige Juan Manuel de Prada sobre los límites éticos de la ciencia. No cabe duda que la ciencia ha reportado enormes beneficios a la sociedad, facilitando la aplicación de nuevos conocimientos a la mejora de nuestro bienestar, en campos tan variados como la salud, el trabajo o la comunicación entre personas. El enorme prestigio social que la ciencia y los científicos tienen puede, sin embargo, convertirse en un arma arrojadiza. Los científicos somos personas normales, con las mismas ilusiones y ambiciones que los demás, con la misma predisposición a la virtud o al vicio, a la abnegación y generosidad o a la adulación y egolatria. Por eso, resulta clave considerar que la ciencia no es un absoluto, sino que como cualquier forma de conocimiento tiene también sus limitaciones. A mi modo de ver, las más destacadas serían: