domingo, 19 de marzo de 2017

¿Eso es la nueva izquierda?

Confieso que me ha resultado atractivo el ascenso de los nuevos partidos en nuestro país, porque implican que la sociedad española no está tan anestesiada como pudiera parecer a simple vista. Según se van asentando, algunos con representación parlamentaria, empiezan a tomar decisiones que les comprometen y les "retratan". Los dos que han aprovechado mejor el tirón del descontento popular con el "establishment" han sido Podemos y Ciudadanos. El primero se presenta como la "nueva izquierda", heredera de lo mejor de la tradición social de la izquierda y con nuevos aires que supuestamente corregirían los desmanes que la izquierda real causó en el mundo durante el s. XX y que todavía tienen a algunos países subyugados, como es el caso de Corea del Norte o China. Podemos se presentaba como el adalid de la lucha contra la corrupción política, contra los bancos sin escrúpulos, contra una política económica que deja a las personas al margen mientras beneficia a unos pocos, contra las viejas costumbres que convierten el poder en provecho personal. No sé qué va a quedar de estos postulados ahora que ellos mismos son parte de la "casta política", pero me resulta llamativo que ahora Podemos la emprenda contra la Iglesia, recuperando uno de los más rancios postulados de la izquierda española: el anticlericalismo.
Cualquier demócrata de EE.UU. o cualquer laborista en el Reino Unido identifica a los católicos con sus votantes mayoritarios: si se conoce bien la historia de la Iglesia se entiendo bien que el progresismo social siempre le haya estado cercano. Aunque parezca obvio recordarlo, el papa Francisco no ha inventado la preocupación social de la Iglesia: cualquiera puede revisar la Caritas in Veritate, de Benedicto XVI o la Centessium Annus de Juan Pablo II, por no irme mucho más atrás. En suma, aquellos partidos que realmente se han preocupado de los derechos de los trabajadores, de una economía social que ampare a los más marginados se van a encontrar con la simpatía de la Iglesia. Esto puede parecer contradictorio en un país donde parece que los católicos tenemos que ser, por definición, de derechas. No se entiende esta relación si no hacemos referencia a la Historia contemporánea de nuestro país, salpicada de guerras civiles, primero con las carlistas del XIX y luego en la tremenda del XX, donde el factor religioso (o anti) tuvo un peso clave en uno y otro bando.
Seguir anclados en esa dinámica: católicos-derechas, es seguir anclados en el pasado. Es preciso alumbrar un nuevo partido de izquierdas, de verdad, que mire con simpatía a la Iglesia, que reconozca sus logros sociales, que valore su dimensión cultural, su contribución al equilibrio espiritual y sus propuestas morales. Ya tenemos partidos de derecha que se van acercando al laicismo (como ocurre en EE.UU. o en el Reino Unido o en Francia), asi que solo nos queda completar el espectro con otros partidos de izquierda que puedan llamarse realmente nuevos. Lo de Podemos con su actual monserga anticlerical es volver al pasado, y para eso no necesitamos una nueva izquierda.

3 comentarios:

  1. Hombre, Don Emilio, catolicismo- derecha e izquierda-laicismo en España cobra todo el sentido. Recordemos que la Iglesia católico llevó a Franco bajo palio, y calificó su golpe de estado como cruzada nacional.

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    2. Y dale con el asunto de Franco!! Está usted hablando de algo que pasó hace 80 años y que fue fruto, entre otras cosas, de una terrible persecución religiosa en el bando republicano, que convendría usted conociera si no es el caso. También convendría que conociera el papel de la Iglesia católica en la transición democrática en este país, principalmente en los años 60.
      Yo desde luego me estaba refiriendo al presente, a la situación que siguen perpetuando mentalidades antiguas, y a la necesidad de alumbrar otra cosa. Veo que hay muchas personas que siguen con esa mentalidad, se quedan en el XIX o en inicios del XX, pero convendría situarnos ya en el XXI, y mirar a unos u otros sin prejuicios y superando tópicos trasnochados.
      Saludos cordiales,

      Emilio

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