Estos días resulta muy propio enviar mensajes de felicitación. A las tradicionales postales navideñas se suman ahora los correos electrónicos, whatsapp, SMS, skypes o cualquier otra manifestación de la mensajería electrónica. Yo debo ser un nostálgico, porque todavía me hace ilusión que me envíen una felicitación personal, que incluya de alguna forma mi nombre, quizá porque me parece un tanto perezoso tomar un mensaje genérico y enviar a toda la lista de contactos, como si uno sólo fuera parte de una lista tutti-fruti, o quizá porque todavía me parece que -por encima del modo de hacerlo- comunicarse es enviar un saludo a una persona singular, distinta de otra, que merece algo que solo aplica a ella.
El segundo aspecto que me lleva a la reflexión es lo que incluye el mensaje de felicitación. ¿Qué felicitamos exactamente en estos días? A mi me han llegado mensajes variados: me felicitan las fiestas o las holidays (que viene siendo lo mismo), la estación (no sé bien si meteorológica o de metro), el fin de año (cada día empezamos uno nuevo), o incluso el solsticio de invierno. Incluso hay gente que felicita....¡¡la Navidad!!, en un derroche de imaginación, e incluso te envían una imagen de algún Belén (gracias San Francisco por la idea de recrear el nacimiento de Jesús). Si ciertamente hace falta imaginación para traer a la mente y al corazón el nacimiento del Dios-con-nosotros en medio de un folklore de luces, compras estrafalarias, petardos, señores gordos vestidos de rojo y todo un sin fin de elementos que recuerdan bastante poco a la primera Navidad de la historia. ¿Dónde está la frugalidad de José y María, refugiados en una cueva porque Belén no "tenía sitio para ellos" en la posada? ¿Dónde la alegría de los sencillos de corazón, que son los únicos avisados del gran Acontecimiento? ¿Dónde la generosidad de compartir lo poco que tenían con Quien tenía todo y no quiso tener nada?
Para los que todavía tenemos claro qué significa la Navidad y qué lleva consigo, os mando una felicitación muy especial, la de unas niñas cristianas en Pakistán, uno de los muchos países donde celebrar la Navidad y alegrarse por el nacimiento de Jesús lleva consigo arriesgar la vida. Creo que son los que más se parecen a un matrimonio de emigrantes que hace 2000 años visitaron, con motivo del censo, un pueblo que no quiso acogerles. Agradezco desde aquí a Ayuda a la Iglesia necesitada su ingente labor en apoyo de nuestros hermanos más vulnerables.
El segundo aspecto que me lleva a la reflexión es lo que incluye el mensaje de felicitación. ¿Qué felicitamos exactamente en estos días? A mi me han llegado mensajes variados: me felicitan las fiestas o las holidays (que viene siendo lo mismo), la estación (no sé bien si meteorológica o de metro), el fin de año (cada día empezamos uno nuevo), o incluso el solsticio de invierno. Incluso hay gente que felicita....¡¡la Navidad!!, en un derroche de imaginación, e incluso te envían una imagen de algún Belén (gracias San Francisco por la idea de recrear el nacimiento de Jesús). Si ciertamente hace falta imaginación para traer a la mente y al corazón el nacimiento del Dios-con-nosotros en medio de un folklore de luces, compras estrafalarias, petardos, señores gordos vestidos de rojo y todo un sin fin de elementos que recuerdan bastante poco a la primera Navidad de la historia. ¿Dónde está la frugalidad de José y María, refugiados en una cueva porque Belén no "tenía sitio para ellos" en la posada? ¿Dónde la alegría de los sencillos de corazón, que son los únicos avisados del gran Acontecimiento? ¿Dónde la generosidad de compartir lo poco que tenían con Quien tenía todo y no quiso tener nada?
Para los que todavía tenemos claro qué significa la Navidad y qué lleva consigo, os mando una felicitación muy especial, la de unas niñas cristianas en Pakistán, uno de los muchos países donde celebrar la Navidad y alegrarse por el nacimiento de Jesús lleva consigo arriesgar la vida. Creo que son los que más se parecen a un matrimonio de emigrantes que hace 2000 años visitaron, con motivo del censo, un pueblo que no quiso acogerles. Agradezco desde aquí a Ayuda a la Iglesia necesitada su ingente labor en apoyo de nuestros hermanos más vulnerables.
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