domingo, 4 de septiembre de 2016

¿Qué hacemos con España?

Es propio del verano la tertulia tranquila, estirando la sobremesa en la plácida condición de quien no tiene nada que hacer luego. Se habla de todo, de lo cotidiano y de lo trascendente, de lo global y lo local. Con frecuencia uno se permite la ocasión para, por decirlo coloquialmente, "intentar arreglar el mundo". Naturalmente uno de los temas de conversación veraniega ha sido la situación política de España, la constatación de la inutilidad de los políticos para pasar por encima de su ombligo y enfrentar los problemas que tiene el país. Cada uno se atrinchera en sus votos, que cada uno interpreta como refrendando su postura personal (e intransferible). Parece casi una utopía, pero conviene recordar que los políticos son nuestros representantes para conseguir que el bien común impere en la vida pública. No son elegidos para imponer sus condiciones, para postular su visión y pisotear la contraria, para encontrar una matemática -en estos días imposible- que acabe prescindiendo olímpicamente de los intereses de quienes caigan al otro lado de la ecuación.
No digo nada nuevo si afirmo que la ciudadanía está harta de la situación; no entendemos nada. ¿Cómo es posible que en 40 años de democracia los dos principales partidos del país sean incapaces de ponerse de acuerdo en nada? ¿Son tan irreconciliables sus posturas? Los dos han introducido recortes (los del PP son obvios, los del PSOE basta recordar la ampliación de la edad de jubilación o la congelación de sueldos de los funcionarios), los dos tienen casos flagrantes de corrupción pero también gente muy honesta, los dos apuntan al mismo sitio en política internacional y en la mayor parte de las políticas sociales (por más que unos cacareen más que los otros). ¿Por qué no se pueden poner de acuerdo para gobernar juntos? ¿Por qué no acuerdan al menos designar un independiente que saque al país del atolladero? ¿Por qué siguen atrincherados en un frentismo absurdo, propio de una época que creíamos felizmente superada?
Si alguien puede contestarme estas preguntas, le agradezco de antemano su lucidez. Si el lector está tan perplejo como yo, podemos iniciar un movimiento popular para forzar a los políticos a que hagan su tarea, por ejemplo cortando el sueldo de todos los parlamentarios hasta que haya un gobierno en el país. No tiene ningún sentido que sean tan torpes y que encima estén cobrando un sueldo muchas veces superior al salario mínimo de las arcas públicas. Pasa la idea.

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